martes, 29 de enero de 2008

EL DÓLMEN


"Hace unos veinte años- nos contaba nuestro padrino-ilustre e insigne albercano, pasando por una parte del pueblo que llaman La Canalita vi en el corral de unos huertos un tipo de casetas muy poco comunes por su extraña construcción, estaban tapadas por escobas y helechos. He pensado después que pudiera tratarse de restos prehistóricos. En el pueblo he preguntado a pastores y personas que tienen huertos por allí; pero pocos dicen haber visto esas cuevas de que algunos hablan".
Este emocionante relato nos picó la curiosidad y con su hijo Pablo y provistos de un afilado "corvillo" decidimos marchar en busca del tal lugar. Primero tuvimos que atravesar toda la dehesa de robles, esquivando zarzas y sacudiendo nubecillas de pegajosas moscas que nos acosaban al paso. No hizo falta que llegáramos a la Laguna de San Marcos, un estrecho sendero en el que pusimos como señal una pequeña columna de piedras nos condujo a esa parte del pueblo que llaman La Canalita. - ISIBE- (continúa).
2006-11-07 20:55:16
La Canalita
Allí, los huertos, por lo escabroso del terreno, forman múltiples paredones. Se abre un valle y al fondo varias hondonadas surcadas por unos canales naturales configuran el terreno. El sendero a fuerza de irse estirando tanto acabó adelgazando su cintura frente al muro de una gran pared. Tuvimos que caminar unos metros por encima de ella. Después saltar otra y luego cruzar un prado. El verde fresco del castaño contrastaba su tonalidad con la verduzca y seca aspereza de matas de robles y enanos arbustos. En el prado muy accidentado su terreno, nos detuvimos a ver un curioso pozo de agua, unas vigas de madera hacían de canal para que pudieran regarse ambas partes del huerto. Una vez atravesado éste volvimos a salir al otro extremo de la Dehesa. Y de nuevo también, tuvimos que andar otros metros más de pared, de monte y de diminutos senderos. Pensamos en un momento que nos iba a ser difícil dar con tal sitio. Pero al subir a un pequeño poste de piedra (el mojón 53) vimos como sobresalía de entre los espesos matorrales la techumbre de un gran bloque de piedras.
-ISIBE- (continúa).

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