lunes, 2 de junio de 2008

TAMBORILEROS: "El Guinda"

















TAMBORILEROS: EL GUINDA


Me lo acaba de "bloguear" Peromingo que desde allí, desde lo alto de las Peñas Tiritinas se suele enterar de algunas cosas que suceden en su pueblo. Y ha escuchado a un coro de tamborileros como tocaban al unísono con ese toque lento, triste y meláncolico de las campanas (siete un hombre, ocho una mujer,...)

Ha muerto: Sebastían Luis "el Guinda".

Decir el Guinda es nombrar el Dia´Agosto en La Alberca. Fue un excelente tamborilero que compartió durante algún tiempo oficio con Chagüe.
A Sebastían Luis el arte le venía de familia. ¿Quién no recuerda allá por los años sesenta como bailaba su padre? Era emocionante ver bailar "suelto" a Ciroqui (que bailando perdía la cojera) a Mauro el de Mogarraz y al Guinda Padre en la empedrada plaza albercana. ¿Y cómo tocaban las castañuelas al son de la gaita y el tamboril mientras ardía un sol de justicia, se quemaba pólvora " a mansalva" y se bebía vino tinto del Soto que te dejaba marcados los labios para el resto de tu vida. Había que ver cómo arqueaba los brazos el Guinda Padre, cómo movía los pies, daba una calada al cigarro, mojaba los labios de tinto, escupía, y daba media vuelta al son de la flauta y tamboril.
 Aquellos albercanos eran de pura cepa se pasaban el día en el monte o trabajando en el campo y poco tiempo después acudían a la plaza a "echar todos los sueltos que hicieran falta, eran los días del mes de agosto". Sin duda que eran unos excelentes artistas del baile popular y lo hacían con la mayor sencillez y naturalidad del mundo.
En ese ambiente se crió Sebastián, el Guinda hijo. Compartiendo tiempos quizás con Valencia haciendo de Demonio,Marcial de Pastor, Susine de gran actor, Florenti cantando coplas, Moisés "Pingüi" y Tirso arreglando sierras, el Gafas cortando el pelo, Matías montando su burro, Navarro presuminedo de buenas jacas, el Sacristán cantando Misas en latín, la Mogarrala vendiendo dulces y floretas, Sergio chochos-pirulíes como él decía-....
Le tocó vivir tiempos difíciles porque por su oficio y arte se merecía haber tenido puesto fijo y no tener que alternar su duro oficio de albañil con una paga ocasional de extraordinario artista. Con la flauta y la porra del tamboril hacía filigranas, a la Campanera le daba un toque especial igual que a los toques de romería (Gerardito,dime donde vas morena,...hacía vibrar y contagiar a sus paisanos con un no sé qué...que tenía el privilegio de ser el sentimiento del pueblo. Y así una era la música del día de la Romería;otras para las bodas, acompañamientos, pasacalles, ton-ton del toro,... Pero su especialidad estaba en lo "maestro" que era dirigiendo a los danzantes y se trenzaba y destrenzaba el Ramo en la Plaza al mismo tiempo que él tocaba y bailaba también, arrancando fuertes aplausos entre sus paisanos.
Bien saben los albercanos que el arte que heredó Sebastián, éste se ha encargado de transmitir a otras nuevas generaciones y que al dia ´Agosto, a las romerías y fiestas no les faltará ese espiritu tan especial que la Alberca se ha encargado de conservar y transmitir como pueblo único.