viernes, 22 de enero de 2010

LOS TIEMPOS DEL CINE NIC






















































































































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LOS TIEMPOS DEL CINE NIC
Recuerdo, allá por los años 1950 el mal momento que pasaba el teatro en España. Y como era lógico en los pueblos este hecho también se agravaba, pese a la gran afición que siempre hubo en La Alberca. El cine se imponía sobre él. Dn. Saturnino, el párroco del pueblo hacía de vez en cuando algunas representaciones para días muy señalados. Participé en una ocasión en el teatro en una representación que cantábamos: “Somos los chicos/ de la doctrina/ de la Parroquia/ de la parroquia/ de La Alberca/... Salíamos vestidos de monaguillos y me impresionó la gran variedad de trucos que se hacían como agitar una cuerda de la que pendía un peso para hacer silbar el viento.
El teatro tenía unas plateas a ambos lados y su correspondiente “gallinero”.(Después Centro Cultural Recreativo). En una ocasión un cómico de una de esas compañías ambulantes que iban por los pueblos hizo un número de hipnosis y se vio con la desagradable sorpresa que tuvo que intervenir el médico Dn Luciano porque la persona hipnotizada no salía de sus trece.
Pues bien, Dn. Saturnino arregló y modernizó el local para las correspondientes circunstancias de aquel momento. Convirtiendo aquel bonito pero ya viejo teatro en una sala funcional en la que se pasaba mucho frío en invierno; desaparecieron las plateas, se llenó de bancos y con nodo de intermedio y el tío Sergio vendiendo chochos y ricos “pirulíes” comenzaban sus funciones.
El cine hacía vibrar a todos, sobretodo aquellas películas de corte hispano (Nobleza Baturra, Morena Clara,...) La gente aplaudía, comentaban las escenas por lo bajo, las parejas se arrimaban y se mandaba callar cuando algún espontáneo decía fuerte alguna gracia.(¿Vamos como si estuviéramos en casa!) Pero lo mejor era que se silbaba como en los espectáculos taurinos cuando las escenas eran emocionantes o el señor cura ponía el dedo en el objetivo o cortaba un cachito.
Los chiquillos vivían un mundo bastante entretenido y sugestivo. Íbamos los domingos por la mañana a la catequesis y nos ponían un sello en la muñeca para poder asistir al cine por la tarde. Los demás días, sobretodo cuando hacía frío o lluvia nos reuníamos una buena panda en la Senjá o en la parte trasera de una cuadra, jugábamos al zambulerio o nos metíamos dentro de los banastos y nunca faltaba el “vomita ya vil serpiente,...” Propio de esta época era el llamado cine NIC que quienes teníamos la suerte de disponer de uno de estos cacharros invitábamos a los amigos de la calle y en una habitación a oscuras poníamos este cine de manivela en el que las imágenes subían y bajaban para dar sensación de movimiento. No faltaban las películas de Pinocho, el vagabundo,..Y ¡A quién no le encantaba también poner las manos en la luz y ver reflejadas en la pared las manitas que querían imitar al lobo!.
¡Atentos que El asalto al tren empieza ya!


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