lunes, 14 de junio de 2010

TABERNAS DE ANTAÑO// EL ARTE DE CATAR EL VINO









TASCAS Y TABERNAS DE ANTAÑO
-El arte de catar el vino-
En la plaza de La Alberca siempre hubo gran variedad de establecimientos de bebidas . Fue la televisión quien distinguió entre, bares y tabernas. Los bares se llenaban de gente para ver jugar al Madrid, torear al Cordobés o para seguir aquellas famosas series del oeste, con Bonanzas y tiros que se escapaban por los reflejos, que salían de las ventanas de los bares de Marcial, Gabi y Jacinto. Quien quería estar un rato tranquilo (pese a haber sido lugares bulliciosos de cartas y charlas) se iba a pasar un rato a la taberna. Antaño eran lugares exclusivamente de hombres, en los años sesenta entraban ya algunas mujeres excursionistas. Las tabernas del Pelujo y del Colorado con sus tajos, pellejos de vino y botes de carburo iban ya quedando para el recuerdo. Las vinotecas de esta nueva época eran (excepto los días festivos) lugares tranquilos y baratos y así estaban las de la Flora, del Porru y el N´ hay Club de Marcos.
Marcos atendía a todo el mundo con gran cariño y simpatía especial. Y seguía con gracia nuestras bromas, bajaba el antiguo juego de la rana que ya tenía apartado en el “sobrao” y colocaba la tabla que le hicimos de No Hay Club. El porrón y el metro de vino para la panda de amigos presidía las entrañables ceremonias de charlas y bromas.
En ciertos momentos llamaba la atención algunos de los clientes habituales que después de haberse pasado todo el día trabajando en el campo, llegaban, pedían su vaso de vino y se quedaban como meditando en el mostrador.
La forma de beber un serrano nos lo va a relatar con gran maestría M. Martín. “ no hay rasgo personal que caracterice a un serrano como su manera de catar el vino. Primero, lo toma en la mano con reverencia, y echase atrás el sombrero. Lo examina., lo mueve en el vaso, lo mira al trasluz con una visual sesgada, ceñuda, taladrante. Y hace otra pausa. Escupe, limpiase la boca de un revés. Lo huele y alza la nariz al viento. Lo prueba mojando apenas los labios. Lo paladea dando pequeños chasquidos con la lengua. Todo ello con parsimonia suma, Y al cabo, tras un silencio, dice su cabal parecer. Nadie en el mundo sabría representar esta escena con la prosopopeya de un serrano de raza.”
Y a este vino que sus gentes subían de las tierras cálidas del Soto, Cepeda, Mogarraz,…
Y que después de probarlo su marca te quedaba tan fija en los labios que ya no podías negar que le habías hecho su correspondiente reverencia. Pues bien, a este vaso de buen vino la jota también le hacía sus correspondientes honores y admiraba como algunos albercanos al toque del tamboril afiligranaban su pasos de baile en torno a él sin caer una gota. Después se cogía el vaso y a compartir como buenos amigos y compañeros de fatiga.
No faltaba tampoco el porrón que se pasaba con gracia y arte. ¡Pobrecito el que se dejaba escapar una gota- no por la mancha- sino por el pecado que cometía. Nos falta por decir que el amigo que hace collages subrealistas , la sangre del Cristo de su cuadro
es puro calco de la hermana uva que tenía en una bodega de Cepeda un ricachón de La Alberca. Lo descubrió el alambique que tenía el boticario de La Alberca, auténtica prueba de ADN de aquellos tiempos.
Volviendo a momentos más recientes entresacamos de las Coplas de Peromingo estas entretenidas aleluyas- porque “los chinos” también estuvieron en las tabernas de La Alberca, antes de invadir nuestras ciudades como lo están haciendo en la actualidad..
Aquí se bebe buen vino./ Se confiesa, juega y habla
Después se inicia el camino…/(Jacinto, Marcial, Gabino,…)
Y un gran negocio se entabla.
Mi amigo dijo que tres/ y yo respondí que seis.
Él me prestó las monedas / y va y me gana ¡lo veis!
Volvimos a repetir / y otra vez que me ganó.
Ya veremos si mañana…/-seguro me vengo yo-.
Y es que en el juego el maestro/ de matemáticas nada,
¡los vinitos y a lo nuestro!/ No repito la jugada.
Al final tomamos cuatro / y un pececito cayó,
¡gracias a la tabernera! /Y..¡ hasta mañana!…¡Con Dio!







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