viernes, 22 de octubre de 2010

EXPRESIONES Y SENTIMIENTOS














































EXPRESIONES Y SENTIMIENTOS
La interjección ¡ay!, en tono suave, inquieta, llama la atención. En tono más fuerte, ¡ay!, sobrecoge. Y en la expresión, “¡ay! Dios mío “, conmueve. Estamos en otoño, raya octubre, y por estas fechas la luz del verano se vuelve tenue, caen las hojas de los castaños, de los nogales,… y mengua la tarde. Llega el recuerdo de las personas que de esta vida se fueron. En una esquina del altar Mayor de la iglesia, en la Capilla de la Virgen de los Dolores brillan temblorosas las lucecitas de unas lamparillas; una persona desgrana su rosario de oraciones. De su intimidad sale inconscientemente como si se lo arrancaran del alma un “¡ay! Dios mío” que impresiona y más si en ese momento se te ocurre mirar la expresiva cara del Cristo del Sudor. Sobrecoge el “Animas Benditas” del limosnero de la Misa Mayor, unas moneditas permitirán ver de cerca el antiguo cuenco de madera que porta. Por fuera, en un puesto de flores montado ocasionalmente en el Solano, La Plaza o la Esquina del Tornero, mientras se compra un hermoso y significativo ramo , se escucha otra vez ese “¡ay! Dios” que es un profundo quejío; la válvula de escape de un sentimiento humano de tristeza, soledad, pena, recuerdo, abandono,…
En nuestro pueblo la Mujer de las Ánimas recorre lentamente las calles, acompañada por unas devotas; en cada esquina el “fieles cristianos” recordará a los vecinos la hora de la oración a las Änimas del Purgatorio. Ladra un perro, se queda embobado un turista viendo un rincón; se escucha un “¡huy,qué frío!”; y un “¡ay! que tarde es”… Una vecina cierra con fuerza el portalón de su casa y mientras sube las escaleras “haciendo los oficios”, sale de nuevo por uno de sus oscuros ventanucos el “¡ay! Dios mío” del recuerdo.
Luego más tarde desde un balcón sonará otra campanilla, saldrá por las calles si puede ser como lo hiciera antaño en la soledad de la noche y recitando la Oración de las Horas:(A la una un fuerte grito/ que el corazón me devora/ nadie se acuerda de mi/ dice el ánima más sola/…) Al día siguiente, se escucharán pausadamente las campanas con el mismo toque que Moisés les enseñó, mientras se acude en silencio y recuerdo a poner unas flores a la Somá. Y se asarán castañas junto a la familiar lumbre de suelo. Es tiempo de comer carne “asá”, castañas pilongas, re-buscar algún “cogolmillo”, beber vino del Soto con cautela (¡que este vino “pega”! como decía Marcos), despegar bizcochos , bendecir obleas y “encetar” un jamón de los muchos y buenos que cura el airecillo de la Peña del Huevo.
Vuelve el mito de Don Juan Tenorio, de las comedias que hacían en el teatro los buenos actores locales ( Susine, la Andrea, Pena, Vicente,…) ; de los versos de la Vida es Sueño de Calderón, (“¿Qué es la vida un frenesí,…”); de las Coplas de Jorge Manrique,(“Recuerde el alma dormida,..”); de La Oración de las horas que recitaba como nadie la Tía Triz, y Francisca,(“Pecador las once son…”)Y de las expresiones literarias vividas, sentidas : “Piensa que es muy meritorio. Que en noviembre recordemos. Las ánimas del Purgatorio,..”.
El mundo de las creencias se quiera o no, nos rodea, se vive, se practica más o menos intensamente. A finales de octubre cambian de nuevo la hora, aunque no se hiciera lo pide la estación del año. Los días son más cortos, las noches más largas…Llega el fuerte frío y hay que acabar antes las faenas del campo; la sombra de la Peña de Francia se alarga más; baja, cae y cubre el valle de L´eras Y el “¡ay! Dios mío”; “¡qué doló”; “Ave María Purísima…”; “Con Dio…”; “hasta mañana si Dios quiere”; “santas y muy buenas noches”; “una limosna para las ánimas benditas del Purgatorio”; ¡Ay Señó…!;”Jesús ¡qué vida!”,…; son expresiones y sentimientos propios de nuestro pueblo que salen sin duda alguna de lo más profundo de nosotros mismos, en cualquier momento, actividad o motivo. Es tiempo de reflexión cambios y recuerdos.

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