jueves, 28 de octubre de 2010

HISTORIAS EN LA PUERTA DE CASA: EL POYETE























( continuación)

La abuela hace calceta, mira de reojo por encima de las gafas y se pone las agujas clavadas en el moño de la cabeza. La Lole le dice: “¿Madre quiere que la peine?” Mejor ahora, sí. Que “aluego” anochece, empiezan a venir las cabras y la gente que viene de esperar el coche de línea.
La Lole le suelta el pelo, llena la palancanina de agua y coge el peine. Dolores al sentir el peine hace gala de su nombre. ¡Chica, atusa con menos fuerza que duele!
Lole termina su faena entremezclando de tal manera el pelo que el trenzado termina en un hermoso moño. Las vecinas la retan: “¡Has dejado a tu madre más guapa que la reina católica!”
“Anda tú, responde ella: Sabré yo quien fue esa señora.”
Y el corrilo de vecinas se forma en torno al poyete. Dolores hace calceta. Benigna unos calcetines para su hijo el chico. La Satur hoy “na” porque le duele la cabeza y no tiene ganas de ná.¿No estarás “enríá” chica…¡vamos anda!... El poyete tiene animación, vida, trabajo. “Tás enterao” que la Pili está embarazá, bien que se la nota ya…
Se callan porque en ese momento llega el Victorino echando un bando: “ El que quiera comprá sardinas y pescado freso en el Solano. A cambio también de castañas. Se ruega a los vecinos que barran las calles que mañana es fiesta de guardá..
Y el que riegue con la pesquera de la Siringüela que se presente por la mañana temprano, bajo la multa de veinte pesetas…Se recuerda a los vecinos que está prohibido que anden perros sueltos por las calles, serán sancionados los propietarios de los mismos.”
El poyete queda en un momento vacío, mientras tres niños juegan a las chapas. Uno sube encima del poyete y dice a su amigo:¡Llévame en burrito hasta la plaza..! yo te traigo a la vuelta. En ese momento se sale una chivita de la cuadra, se sube encima del poyete y se da un buen festín de cal de la pared.
Llegan las cabras del monte. Pasa la gente del coche de línea oliendo a capital. Y la mujer de las Ánimas que llega recitando su salmodia. Dolores y algunas vecinas se unen a la pequeña comitiva. Lole se queda sentada en el poyete hasta que viene su novio, coge la cántara y se van juntos a llenarla a la Balsá. El poyete ahora queda triste, solitario y vacío. Y en la calle corre un frío que pela….¡Mañana será otro día!

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