jueves, 28 de octubre de 2010

HISTORIAS EN LA PUERTA DE CASA: EL POYETE



HISTORIAS EN LA PUERTA DE CASA: EL POYETE
Así con letra mayúscula debe ser tratado nuestro POYETE. Primero para que impresione. Después, para que tenga su merecido respeto. Guarde su lugar de privilegio.
Pero ¿quién es el poyete? Ahora ya, en confianza, empezamos a tratarle de tú; y como no tiene ni din ni don lo escribimos con letra minúscula. Y así queda en su lugar debido, en la puerta de la casa
En La Alberca raro era el vecino que no tenía en un lugar privilegiado de la puerta de su casa un poyo, que al ser el más especial, bien podremos tratar familiarmente con el nombre de poyete.
¡Vamos el lugar de apoyo de las partes traseras de una persona para sentarse un momento o descansar el tiempo debido y poder pensar, charlar, contar, ver quien pasa, comentar y al mismo tiempo estar bien a mano de casa por si hay que subir en un momento determinado.
Me apostaría algo que el poyete lo pico el Adilo de una piedra brava y picúa que sacaron del Alto de las Eras y bajó el abuelo de la casa a lomo de mulo. Hay quien dice que no, que estaba en un rincón de la cuadra y quien sabe de donde había venido, en un tiempo fue pilón de las “chivinas” y algún que otro garrapatillo. Pero al quitarlo y mirarlo al revés estaba tan redondito que la abuela dijo: “yo este lo quiero para la puerta de casa”. Y si alguien pasa y quiere sentarse a charlar le saco un banasto de la cuadra “.
El poyete por tanto tiene dueño. La abuela se lo “empresta” al abuelo cuando no tiene faenas., quiere descansar y escucharle un ratillo. Porque él, hablar, habla muy poco y si lo hace con las justas palabras. Ahora eso sí, como se escape un gurrino de la cuadra se levanta al vuelo y con tres “patás” lo mete dentro. Pero del poyete quien más disfruta es la abuela. Ella dice que los días de tormenta son los peores, que las moscas dan mucho la lata. Aunque son más pegajosas las de la dehesa.- le dice su hija Lole que se acaba de sentar con ella. (CONTINÚA)

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