jueves, 21 de abril de 2011

EL DÍA DEL TRAGO (VÍDEO,HISTORIA Y ARTE DE CATAR EL VINO)


EL TRAGO (Con vídeo, historia, tradición y arte de catar el vino)
Merece la pena ver detenidamente el estupendo vídeo de Jesús Plateros sobre la Semana Santa albercana.
Hoy, refiriéndonos a la fiesta del Trago es el Ayuntamiento quien ofrece generosamente unos traguitos de vino a todas las personas que acuden a la Plaza, en recuerdo de aquella hazaña que protagonizaron las mujeres albercanas, arrebatando el Pendón que llevaban las huestes del Prior de Ocrato que habían venido a Castilla a ayudar a Juana la Beltraneja en su lucha dinástica con Isabel la Católica. Un lunes para empezar la fiesta, el Día del Pendón en las Eras, junto a la ermita de San Blas y el lunes siguiente para rematarla con el trago en la plaza.
Hoy ya no sirven el vino los escancianos (los mozos que se habían casado en el año) y tampoco se correen ya los Gallos en el Solano. Pero no ha desaparecido lo principal que el Ayuntamiento se gaste unos euritos con el visto bueno de la señora Duquesa-marquesa de Alba ascendiente de la que se acaba de casar en carnavales.
El Ayuntamiento ofrece el vino sirviéndolo en las “galletas” que son unas ánforas de cobre del siglo XVIII. Reparte unos barquillos que son dos vasos de plata y ahí se echa el vino. Y… Hermanadamente/barquillo a barquillo/ como antiguamente/ se bebe el vinillo.
El vídeo de Jesús nos ha hecho recordar ese arte de catar el vino que tan magistralmente sabe hacer el albercano y que ya hemos tratado en el blog en otra ocasión. M. Martín lo describe magistralmente con palabras que se corresponden perfectamente con las imágenes de Jesús: “No hay rasgo personal que caracterice a un serrano como su manera de catar el vino. Primero, lo toma en la mano con reverencia y échase atrás el sombrero. Lo examina. Lo mueve en el vaso. Lo mira al trasluz con una visual sesgada, ceñuda, taladrante. Y hace otra pausa. Escupe y limpiase la boca de un revés. Lo huele y alza la nariz al viento. Lo prueba mojando apenas los labios. Lo paladea dando pequeños chasquidos con la lengua. Todo ello con parsimonia suma. Y, al cabo, tras un silencio, dice su cabal parecer. Nadie, en el mundo, sabría representar esta escena con la prosopopeya de un serrano de raza”.


































































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