martes, 21 de junio de 2011

¡A LA SIEGA POR SAN JUAN!














¡A LA SIEGA POR SAN JUAN!
Peromingo se acuerda de aquellos segadores que partían por estas fechas y dejaban a los pueblos solos sin hombres y sin mozos. Iban todos juntos por la mañana temprano con sus albarcas y pantalones de pana (“ de cáscara de roble” como en recuerdo decía mi buen amigo Valencia); las mangas de la camisa arremangadas hasta los codos, la boina bien calada en la cabeza (otros con sombreros de paja); el “caldo de gallina” en la chaqueta que dejaban caer al hombro y la hoz vuelta y bien ajustada a la correa del pantalón. Había que sacar un dinerillo para la temporada, para el pan, para el verano, para las fiestas. Sus días de trabajo eran durísimos, a pleno sol y volvían quemados y tostados. Desprendiendo pura vitalidad. Cuando las llegadas eran a través del coche de línea eran apoteósicas. Toda la familia y amigos esperando. Venían de tierras de Castilla, sentados arriba en la baca del coche de línea entre risas y entre bromas. Volvían por Santiago o días cercanos a la fiesta y en el pueblo retornaba la alegría, los comentarios. Empezaba a oler a toros, a comedia, a pólvora y se ansiaba que lo anunciara de un día a otro el toque del esquilón.
Peromingo coge su guitarra, se sube a uno de los peñascos de las Peñas Tiritinas, mira hacia el horizonte, más lejos del Prado de la Carrera, del Caserito, de las Tierras de Tamames, Vecinos, de la Sierra de Bejar,… Se encuentra de nuevo con las Tierras de Castilla que también plasmara en el lienzo Benjamín Palencia y con sus amigos se ponen a cantar…
A la siega ya no van
Ya no van los segadores
Que partían por San Juan
En tiempos de más calores.
-A la siega ya no van-
¿Es que acaso ya no siegan?
¿No se notan sus sudores?
Caminan con otro afán
En sus coches y tractores.
A la siega también van
Que los tiempos son mejores
Pero van con otro plan
Y también con sus amores.
¡Vamos a la siega Juan!
Que nos espera Castilla
Con sus mieses y sus villas.
¡De acuerdo! ¡con los tractores!
Y a la siega por San Juan
Algunos, muy pocos, van.
Los trabajos son mejores.
Si marchan ya volverán…



viernes, 17 de junio de 2011

LA ALBERCA EN 1845 (II)














LA ALBERCA EN 1845 (II)
Continuación del Diccionario de Don Pascual Madoz.
Los caminos ¿Cómo son?-à de travesía. En buen estado los que conducen a Béjar o Ciudad Rodrigo, sirven para carros.
Y ¿los que conducen a otros pueblos de la Sierra?-à casi intransitables.
El correo-àNo tiene correo propio. El Ayuntamiento lunes y jueves manda a buscarlo a Sequeros.
Producción-àPatatas y castañas se exportan en grandes cantidades. Y se consumen en cebar al ganado de cerda.
Ganado-à Mucho ganado cabrío y de cerda. Casi todos los vecinos tienen alguna cabra por miserables que estén. Vacuno. Lanar. Bastante mular para la arriería.
Caza-à Muy abundante la mayor. Jabalíes. Venados. Y corzos.
Población-à 431 vecinos. 1701 habitantes.
Ocupación: labranza y arriería. Bastante a la cría y comercio de cerdos. Colmenas y venta de cera. A tejer lienzos y a blanquearlos (para lo que tienen más famas las mujeres en toda la provincia).
Mercado-à los domingos un pequeño mercado de quincalla y comestibles. Concurrido por los pueblos cercanos.
Nombre-àanterior Valdelaguna, por la abundancia de aguas.
Origen-à antiquísimo por los documentos del Archivo del ayuntamiento.
Privilegio del año 1288-àPor el que a la villa de Granadilla “a que entonces estaba unido declara por dehesa suya una de las que todavía posee hoy”
Ejercía jurisdicción-à sobre algunos pueblos de las cercanas Hurdes.
Guerra de los Reyes Católicos y Juana la Beltraneja--àHabiendo avanzado los portugueses del lado de Ciudad Rodrigo, hasta las cercanías de este pueblo, salieron hombres y mujeres a su encuentro, lograron destruirlos, apoderándose las mujeres de uno de sus pendones con las armas del Prior de Ocrato. Se conserva la insignia y la célula de los Duques de Alba en que se manda dar a sus moradores un refresco el segundo día de Pascua de Resurrección por este hecho.
San Vicente Ferrer-à Dícese que predicó en este pueblo, hasta mediados del siglo XVII se custodiaron los restos del púlpito de madera.
Visita del Rey Don Juan II-àregaló a la iglesia un manto de raso carmesí, bordado de oro, de que se hizo una casulla que se usa sólo en la Misa del Gallo.
Varones ilustres-à en las ciencias y la carrera eclesiástica, sobresalen: Don Juan Guadalberto González, ministro del despacho de S.M. en esta época.
Don Francisco González Valbuena, primer rector del Seminario Conciliar en Salamanca. Sr González Huebra, canónigo y catedrático de hebreo de Salamanca.












jueves, 16 de junio de 2011

LA ALBERCA EN 1845 (I)
























LA ALBERCA EN 1845 (I)
Es muy recomendable para aquellos que intenten conocer la historia y antigua fisonomía de nuestro pueblo y su espacio geográfico acudir a las fuentes que más fielmente han reflejado en su momento las circunstancias y características de este lugar.
Durante los años 1845 y 1850 se realiza y publica el Diccionario Estadístico Histórico de Don Pascual Madoz, notable estudioso y ministro de Hacienda. Consta de 16 volúmenes y refleja el entramado administrativo de las poblaciones, con datos interesantes, número de habitantes, sectores de producción; resumen y panorámica extraordinaria de la economía, sociedad y vida de España de aquella época.
De La Alberca habla en el tomo I, pág. 312 y de un castellano antiguo y con muchas abreviaturas entresacamos aquellos aspectos que pueden ser más interesantes.
Pertenece-àCon Ayuntamiento, provincia de Salamanca, partido judicial de Sequeros; diócesis de Coria.
Situación-à En una gran explanada. Suave descenso de la Sierra de Francia que domina por el Sur y el Oeste. Rodeado por un espeso bosque de castaños y nogales. Poco ventilado y sano por esa circunstancia. Crudeza de las aguas e inviernos.
Caserío-à Tiene 490 casas (reunidas). Poco cómodas. De dos pisos altos
Hospital-à 30 cuartos pequeños y oscuros. Carece de recursos
Escuela-à En un buen salón. Dotado con 200 ducados. Concurrida por unos 140 alumnos.
Casa Municipal-à Pequeña y en mal estado. Con cárcel debajo.
Castillo-à restos que apenas se conocen en dicho barrio.
Iglesia-à Magnífica. La mejor de todo el partido. Tres naves abovedadas. Torre de piedra (100 pies de altura).Grandioso presbiterio y altar mayor. Bonita capilla dedicada a Nuestra Señora de los Dolores (que trajo de América uno de sus hijos, deán de la catedral de la Paz a cuyas expensas se construyó la iglesia). Un cura y dos capellanes; antes vicaría.
Cementerio-à Oeste de la población. Mala posición. En un cerro. De allí proceden la mayor parte de las aguas que surten al vecindario.
Ermitas-à Majadas Viejas. Romería en primavera. San Marcos, a pocos metros de la anterior. A la salida del pueblo otras tres muy veneradas.
Falda opuesta de la Sierra-à el valle profundísimo de Las Batuecas con famoso monasterio.
Límites-à Norte: Nava de Francia y San Martín del Castañar. Este: Mogarraz y Monforte. Sur: Las Mestas. Oeste: Monsagro y Peña de Francia.
Posee el pueblo-àEn el del Pino (partido de Granadilla) una gran dehesa de encinas que arrienda el ayuntamiento.
Terreno-àflojo, de miga. Cultivos de regadío. Dividido en heredades cercanas. Abundante aguas de calidad gruesa.
Fuentes-à8, con cinco buenos pilares. Innumerables manantiales.
Arroyo de la Puente-àpor el SE. De piedra de un solo ojo , para la comunicación de un barrio de media docena de casas. Curso perenne, exquisitas truchas- En el invierno mueve seis molinos harineros. Desemboca en el Río Francia.
Arroyo del Huevo-à Nace en una montaña en la cual descuella un gran peñón oval. Pesca igual que el anterior. Aguas para el riego. Tres puentes, uno de piedra y dos malos de madera.
Otros tres arroyos-à perennes, riegan una hermosa vega de cultivo. Desaguan en el R. Francia.
Río Francia-àLimita el término por el Norte. En verano mueve 5 molinos de harina. Cría: truchas, barbos, alguna anguila. Tiene un alto puente de piedra de un ojo en buen estado y otro de madera.


lunes, 13 de junio de 2011

¿DÓNDE ESTARÁ EL MONUMENTO?




















¿DÓNDE ESTARÁ EL MONUMENTO?
Corrían los años mil novecientos cincuenta y unos tantos más, y todos los domingos por las tardes del verano bajaban a La Alberca varios autocares de la Peña de Francia. Eran gentes sencillas de los pueblos de las provincias vecinas que venían en excursiones que los dominicos organizaban para visitar el Santuario de la Peña de Francia. Pasaban la mañana allí y por la tarde se despedían dando muchos “vivas a la Virgen” con la animosa voz del Padre Constantino. Después bajaban a merendar a La Alberca y como no había un parque adecuado se metían en la estupenda huerta del Señor Román y al hombre lo traían frito pues le pisaban la hierba, se la llenaban de papeles y encima le tocaba llamarles la atención con su clásica y peculiar vestimenta serrana que aún llevaba como pocos hombres por aquel entonces. El paso de los excursionistas por las calles del pueblo era simpático, pues sus naturales sacaban los productos de sus huertos a las puertas y se los vendían con el clásico método de la banasta a la romana. El detalle estaba en que algunos inocentemente preguntaban. Y de aquí ¿Dónde está para ver el monumento? Peromingo nos lo describe:
Hay quien busca. ¿Y si no encuentra?
Puede ser. ¿No lo estás viendo?
Pero, si esto es, sólo un pueblo.
Un pueblo que estás sintiendo.
Y de pronto va y se centra.
¿Y ese rincón? ¿Y la esquina?
Fachada. Ventana. Alero.
Me encanta la ventanina
¡No te digo! Que el mortero…
Yo pensaba en un castillo.
Un palacio. Catedral.
Y aquí es todo muy sencillo
Tan antiguo y natural
Que me extraña este pestillo
Las dos puertas, el portal,…
¡Qué curioso el caserón!
Bien hermanado al siguiente.
Te fijas en su balcón
¡Qué entramado! ¡Y su saliente!
Sigamos por esta calle
Habrás visto que la gente
-me fijé en ese detalle-
Pasa y bebe de la fuente.
Ahora, mejor que te calles.
Es la iglesia parroquial.
Con su púlpito ¡Y qué altares!…
¡La torre si es colosal!
Esta plaza a mi me suena.
Querrás decir que la has visto
La fuente. La Cruz. ¡Qué escena!
Veinte fotos ya he sacado
Y nada que no rechisto.
Y es que estoy entusiasmado.
Voy a perderme en la villa
Por rincones y plazuelas
¿Qué rodaron la Guerrilla?
Marcelino, El Lazarillo,…
Boda y entierro en Castilla.
Pronto a la Edad Media, vuelas.
Y en un momento, chiquillo
Yo buscaba el Monumento
Muy propio de los cincuenta
Y pensaba ¿habrá un convento?
O por lo menos ¡cuarenta!
¡Pero si esto es sólo un pueblo!
Un pueblo que tiene cuenta.
Y rezan. Ríen. Pasean.
¡Anda tú! Y los burros mean.
¿Has visto su vestimenta?
Vente por Corpus o Fiestas
Que dicen de la Asunción.
¡Calla, y escucha, ahora, a estas!
Es hora de la oración
¡Qué llamada más divina!
Con toque de campanina.
Pues me toca el corazón
Que he escuchado el llamamiento
Y he encontrado el monumento.
----------y---------
¡¡Qué se me va la excursión!!



























viernes, 10 de junio de 2011

LA ERMITA DE SAN ANTONIO


LA ERMITA DE SAN ANTONIO
Cuando Peromingo baja del alto rocoso de sus Peñas Tiritinas, le gusta seguir caminando por la carretera de las Batuecas; detiene su mirada en la ermita de de San Blas, las peñas, sus cruces y deja a la izquierda la otra ermita del Humilladero. Bebe un vasito de agua de la Fuente Canal y sigue paseando hasta la Ermita de San Antonio, donde se sienta a descansar en sus poyetes; saca su boli, cuartillas, teclado, ratón,.. y escribiendo a vuelapluma como buen cofrade internauta describe lo que posiblemente el lunes 13 de Junio esté pasando. La foto es de la ermita, pero el collage hecho a base de recortes de papelillos de periódicos es tan sub-realista que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
San Antonio es bienvenida.
Vista fugaz de llegada.
San Antonio es acogida.
La tienes justo a la entrada.
Si en La Alberca hay procesión
Y el cerdo tiene sus ritos.
¡Qué toquen los pajaritos!
Lo manda la tradición.
To-ron-ton-tón
To-ron ton-tón.
¡Cómo ríen los zagales!
Si les dices de un tirón:
San Antonio Bendito
Tiene un niñito
Que ni come ni bebe
Y está gordito.
Y sigue la procesión:
To-ron-ton-tón
To-ron-ton-tón.
Una vieja muy revieja
-Su novena es testimonio-
Va y le pide a San Antonio.
Y el santo así le aconseja:
Quien carece de pareja
Y busca su matrimonio
Si mucho exige, se queja
O es ejemplo de Sempronio
Recibirá una colleja.
Primera, de San Antonio.
Y sigue la procesión:
To--ron-ton-tón.
To-ron-ton-tón.
“Pican en el huerto
Comen el sembrado.
Por eso te digo
Que tengas cuidado”(…)
Dice el señor Celedonio
Con todo su buen talante:
Si has perdido algo importante
Pídeselo a San Antonio
Que lo tendrás al instante.
-Sin perder tu patrimonio-.
Y sigue la procesión:
To-ron-ton-tón
To-ron-ton-tón.
“Mira que los pajaritos
Todo lo echan a perder”(…)
Recuerdas que había en la ermita
Un Isidro Labrador
Decían que dio el curita
Tal imagen –fue un favor-
A una aldea sin patrón.
Y se quedó San Antonio
Sin Isidro y sus vaquitas.
Y sigue la procesión:
To-ron-ton-tón
To-ron-ton-tón
San Antonio es bienvenida.
Y buen refugio su entrada
Oración. Buena acogida.
Más, si cae una chubascada.
¡Y otra risa de chavales!:
San Antonio Bendito
Tiene un niñito
Con un leve desconchón.
Roto un dedito.
Y en verano, sin blusón
Y sigue la procesión
To-ron-ton-tón
To-ron-ton-tón
¡A la calle va el cerdito
Hasta el día de San Antón!
¡Cuidadlo que esté gordito!
Lo manda la tradición.
Y sigue la procesión
To-ron-ton-tón
To-ron-ton-tón-

domingo, 5 de junio de 2011

LAS CUARTILLAS (II)Y EL LEGADO DE LA TRADICIÓN




¿Qué eran?-à la ofrenda o regalo que se hacía a los recién casados.
¿Qué pretendían?-à Ayudar a formar un nuevo hogar con la participación de todos.
Su finalidad-à una especie de regalo-préstamo, deuda rodante de colaboración y solidaridad.
¿Quiénes participaban?-à familiares, amigos, vecinos, con la asistencia y acompañamiento de muchas gentes del pueblo.
¿Cómo se realizaban?-àlas mozas llevaban sus cuartillas a la cabeza con sus productos, frutos o regalos tapados en un paño bordado, formando un vistoso desfile.
¿Quiénes animaban el acto?-à el tamborilero tocando continuamente su flauta y tamboril y los mozos y familiares tirando bombas y cohetes.
Reminiscencias-à puramente orientales, trajes, ropas, desfile, correr de la pólvora,…
El baile de la plaza-àBailes sueltos y “agarraos”. Los recién casados bailaban con todos su amigos y amistades. Se repartía tabaco y vino a quienes acudían a la plaza a ver la fiesta o acompañar la boda.


LAS CUARTILLAS (I)





























LAS CUARTILLAS (I)
Era una de las tradiciones más pintorescas que se hacían en La Alberca cuando se realizaban algunas de sus clásicas bodas -que si eran “rumbonas” había boda y tornaboda-. Las Cuartillas son las ayudas, ofrendas o regalos que los familiares o amigos hacían a los recién casados. Su nombre se toma porque las aportaciones generalmente en granos y frutos eran llevadas por las mozas sobre su testa almohadillada, en medidas de cuartillo ( lo que da origen a su nombre) que en otro tiempo se empleaban para medir sus áridos y que llevaban tapados con un pañuelo bordado. Era una especie de regalo-préstamo, deuda rodante. Esta cadena de pactos tácitos era prácticamente interminable y con un origen de siglos quizás de tiempos de familias judías o judeo-conversas.
“Las familias –dice el escritor Enrique Casas Gaspar- deberían conservar la lista de lo que aportaron a otras bodas, esto permitiría echar cuenta de lo que por reciprocidad recibirían como aporte a las suyas”
El acto se realizaba en una especie de desfile o procesión perfectamente alineada que iba a casa de la boda y acudía a presenciarla casi todo el vecindario.
Las mozas solteras acompañadas de sus madres y lujosamente vestidas con sus trajes típicos-la mayoría vestían de “saya” y peinaban “rodete”, van apareciendo a un paso lento, solemne, ceremonioso, portando en sus cabezas y con perfecto equilibrio las cuartillas, cuidando que no se les caiga. Mientras tanto los mozos al paso de la comitiva que está continuamente animada por el tamborilero, tiran bombas y “cubetes” unos hacia el cielo, otros (la mayoría) contra el portón más cercano. Y las mozas tienen que hacer un simpático requiebro al círculo de humo o al fuerte estampido que anima e impulsa el recuerdo del correr de la pólvora de los moros que todos llevamos en la herencia histórica de nuestra sangre. Cuquean los mozos, ladran los perros, toca más fuerte el tamboril y afiligrana alegres notas la flauta. Y entre comentarios, curiosidades y griteríos el acto entusiasma a sus paisanos. A veces el festejo se desborda y vuela por los aires un saco de paja. Siguen los estampidos. El cortejo adquiere su máximo esplendor cuando llegan las madres de los novios y la “moza de la pica” (hermana menor de la novia que lleva un ramo adornado y que después pondrán en el balcón junto al ramo que también ha de llevar el mozo del pollo –hermano del novio.-).
La cuartilla de la madrina desborda ya en entusiasmo y curiosidad a todos los espectadores. No para de ir y venir el tamborilero y el correr de la pólvora llega a su grado sumo.
Como el acto se realizaba por la tarde tras el banquete de la boda. Una vez acabadas las Cuartillas y dada “la espiga”-obsequio a los recién casados en dinero-, se forma de nuevo otra comitiva hacia la plaza Mayor del pueblo y aquí el baile primero suelto y después “agarrao” anima a todo el vecindario. La novia tendrá que bailar con unos y con otros; igualmente el novio tendrá que soportar las bromas y pisotones de las mozas, bailar con todas y repartir un cigarrilo o purito a sus paisanos que han venido a la plaza a pasar con ellos tan agradable rato. Las Cuartillas, los regalos, el desfile, el estampido de bombas y cohetes, la música de la flauta y el tamboril quedarán como agradable recuerdo de un pasado si hoy ya perdido si añorado al máximo, casos y cosas de anteriores generaciones.