sábado, 13 de agosto de 2011

EN AGOSTO LA ASUNCIÓN



EN AGOSTO LA ASUNCIÓN
Agosto es el mes elegido para el “transito”, para la “dormición” de María, momento del paso terrenal a la subida a los cielos. El dogma fue establecido por Pío XII, el 1 de Noviembre de 1950 por el cual “la Virgen María cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.
La solemnidad festiva comienza en La Alberca en el atrio de la iglesia con toques de campanas, estampidos de cohetes, ritmo de flauta y tamboril y canciones de salutación por un grupo de jóvenes y personas devotas:”Tomemos agua bendita/solamente con los dedos/ y haremos la reverencia/ a la reina de los cielos/ (…)
En el interior del templo rueda de campanillas, actos de culto, destacados misales en el atril del altar mayor y oficios religiosos con gran devoción.
Después, desde su magnífico púlpito que destaca por las esculpidas efigies de los apóstoles y singular policromía, elogio con citas latinas y sermón a la Asunta Divina, con tono sublime y profunda emoción.
PROCESIONAR A LA PLAZA MAYOR
En la procesión resalta la majestuosidad de mayordomos con sus cetros y largas capas que se abrochan con escudos de plata y llevan el ramo de azucena, símbolo mariano. Las mayordomas con sus trajes de Vistas (calificado como el más antiguo de España) y amplia representación de diversos trajes tradicionales (de ventioseno, zagalejo, de luto si llega al caso). Acompañan también a la Virgen, el grupo de danzas y los mozos del ramo que portan un árbol de acebo simpáticamente adornado con dulces, galletas, obleas. Los danzarines amenizan el paso con sus idas y venidas y toques de castañuelas; mientras llega desde el fondo de la calle el murmullo religioso de procesión, toques de campanas y estallido continuo de cohetes (que aquí tienen un sonido especial, recuerdan el correr de la pólvora de los moros).
OFRENDA, BAILES Y DANZAS
En el Misterio de Elche que es un drama sacro-lírico religioso se recrea la muerte, Asunción y Coronación de la Virgen María. En el Ofertorio albercano, realizado con la máxima solemnidad en su Plaza Mayor como especial acto de ilustre universidad, el pueblo se convierte en juglar de la Asunción a los cielos de la Virgen Santísima.
Realiza su Ofrenda del Pan, con empaque señorial, desfile con respetuosas genuflexiones y trajes tradicionales de gran valor. Las ofrendas de salutación, no de despedida, son de bienvenida, de celebración de un año más de fiesta, vida terrenal y ansiada gloria celestial.
Luego, el Ramo y La Danzas con sus bailarines que portan palos y castañuelas. El tamborilero y el gracioso (digno del Teatro de Lope). Típicos bailes con idas y venidas. Ingenuas relaciones con glosa a las letras del Ave María. El baile del Ramo, de la cruz, el trenzar, destrenzar y santiguarse bailando. Si el momento y los tiempos lo permiten los mozos hacen el castillo, declaman sus fervorosas y sentidas relaciones. En las relaciones como ha sucedido con Manolín y Jerónimo Hoyos se plantan en medio de la Plaza, frente a las andas de la Virgen y con el mayor arrojo y fuerza de la palabra, previa reverencia de salutación, declaman con su especial tonillo sus versos y elogios a la Virgen Santísima; laudes y laudes a Nuestra Señora. Juglares a lo divino, desde el sentir humano, desde lo alto del castillo o desde el mismísimo centro de su hoy abarrotada Plaza Mayor.
AUTO DE LA ASUNCIÓN
Si en el Misterio de Elche un grupo de judíos intenta llevarse el cuerpo de María. En las fiestas de la Asunción de la Alberca en su típico y tradicional Auto Sacramental, Lucifer también quiere impedir que se realicen tales ofrendas, festividades y actos (sería interesante saber a qué responde esta singular figura) Se encoleriza cuando oye estas voces celestiales que bajan del cielo y se extienden por todo el amplio anfiteatro del Solano de las Comedias: “Vecinos y moradores/ acudid con alegría/ porque triunfante subió/ hoy a los cielos María/. El demonio se presenta en escena montado en una serpiente de siete cabezas y atemorizando a todos los presentes con estos versos: “Esa voz que a mis oídos/ llega en fatídico son/ los sentidos me arrebata/ y me llena de pavor”.
La serpiente dragón vomita fuego y pólvora por todas partes. Cuando calma su ira desciende la serpiente por una rampa y Lucifer va de un lado a otro del escenario tratando de amedrentar a unos jóvenes que acuden a las fiestas del lugar. Pero el Arcángel San Gabriel, representado por una jovencita, detiene sus perversas intenciones y le manda a los profundos infiernos. Dirigiéndose así, ya después, a todo el pueblo allí congregado: “Y vosotros albercanos/ que a la Asunción hacéis fiesta/ nunca dejéis de alabarla/ que Dios, con su Providencia/ os colmará de virtudes /y de abundante cosecha/ y, saliendo de esta vida/ os dará la gloria eterna”. Este breve Auto Sacramental, anónimo, y de introducción, es representado por actores del lugar que siguen después con otro tipo de comedias para alegre satisfacción de sus fiestas ya más profanas; bailes sueltos de tamboril, de discotecas y divertidas corridas de toros con carreras y sustos. La Asunción.











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