sábado, 24 de septiembre de 2011

MÁS HISTORIAS DE GALLINAS



MÁS HISTORIAS DE GALLINAS
Peromingo me lo dice:”¡Qué una procesión se pare porque pasan dos gallinas eso sólo se te ocurre a ti, que tienes poderes mágicos con los vídeos!” Y yo le digo: “Haz memoria y recuerda que algunas puertas de las cuadras tenían sus más y sus menos (sobre todo esto último que el agua las había recomido) y por el hueco entraban y salían las gallinas con gran facilidad, pese a los muchos cuidados que pudieran poner sus dueños”.
Pero, he aquí que un buen día por los años setenta pasa Alejandro tocando su bocina por todas las esquinas del pueblo y anunciando.” De orden del señor alcalde queda terminantemente prohibido que anden gallinas o animales sueltos por las calles”.
Esa orden –no sabes tú- el cambio tan grande que iba a originar en nuestras vidas. Si el bando hubiera dicho: las moscas, el perro de Garrapina, la Teti de Alejo, o el mocho que tenía el señor Calentino, nadie se hubiera extrañado.
Pero ¿las gallinas? Con todo lo que ellas eran de sustento familiar..¡Inaudito! Hasta el mismo Alejandro pasaba sonriendo y expresando con un gesto:¡qué le vamos a hacer!
Pues sí, el que le vamos a hacer nos anunciaba que empezaban a cambiar ya los tiempos.
¿Tú has visto, alguna vez el arte que tienen las gallinas escarbando la tierra y picoteando un exquisito gusanillo! Te miran y su cara de satisfacción es inmensa.
¡Anda tú, como que te miran! Pues te diré te miran y te conocen.
Había que ver a la Quisca, a la Inés, a la Luisa, a la Socorro, a la Dolores o a la señora Jesús, cuando llegaban las cabras y les faltaba una gallina. Todas las vecinas se solidarizaban en su búsqueda. Pero sólo una, su dueña, era la que la llamaba: ¡pita, pita, pita, pita,! ¡pi,pi,pi,pi,! Saber llamar a una gallina necesita gracia, tonillo y arte. Y como a la gallina no la llame su dueña se hace la tonta. “Calle-madre- que a usted no la conoce y me la va a “ espantá”Y “aluego” va a ir usted a buscarla saltando pared por pared”
Pues si esta no aparece, esta noche se la va a comer la zorra, dicen que ahora la han visto por las afueras del pueblo rondando. Esa viene de la Corredera, al lado de San Antonio, y como la pille la deja en cuatro plumas…
¡Pira, pira, pira, pira….! ¡Pi, pi, pi, pi…! No la llames más que ya ha "aparecío".
¡Que ya ha "aparecío"! ¡Que ya ha "aparecío"! “Estaba embobá, que no se atrevía a saltar una pared…¡Habrase visto! Ven guapa ven , ven que te coja, No te me vayas a escapar eh!”…
Quien entendió una posible industrialización fue Manolo, posterior alcalde del pueblo, haciendo un gallinero en La Callejina de la casa del Tablado del señor Tomás, por las noches daba la luz, comían las gallinas y ponían más. Pero el proyecto lo dejó al dedicarse a la dirección del Hotel de las Batuecas.

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