Cofradía del Santísimo de La
Alberca (Salamanca) Boletín nº 17 – 18 de septiembre de 2016
LOS SENTIMIENTOS QUE NOS UNEN
Suele decirse que “sobre gustos no hay nada
escrito” y con ello nos referimos, por lo general, a las diferencias que
existen entre unas cosas y otras. Y en esto juega, también, un papel muy
importante las vivencias y sentimientos que se tengan.
Admiro la Minerva, procesión
del Corpus Cristi, que tiene así su nombre y que se realiza en dicha fecha en
la iglesia de San Miguel de Jerez de la Frontera.
Pero hay un algo muy especial que me atrae
más, esta Minerva que se realiza cada tercer domingo de mes en mi pueblo, La
Alberca.
Es más íntima, más familiar.
Se procesiona por dentro del templo llevando bajo palio la Custodia por
cofrades albercanos que visten sus típicas capas en señal de respeto y porte
distinguido.
Su paso es lento, muy lento ya
que el trayecto que recorre es corto y su solemnidad muy grande. Pasa delante
de los diferentes altares, mientras llega desde la puerta de la iglesia el
alegre toque de la flauta y el tamboril que el tamborilero reserva para este acto.
El paso de la Sagrada Forma
que porta el sacerdote es seguido por el leve movimiento corporal de los fieles
que desde sus sitios lo siguen así con su mirada. El momento más emocionante
está en su tramo final, al pasar junto a la valiosa talla del Cristo del Sudor,
que según la tradición sudó sangre. De ahí al Altar Mayor hay un paso y en ese
breve tiempo parece realizarse la transubstanciación – el paso de la
substancia-. La palabra es difícil de pronunciar, el milagro de comprender pero
el simbolismo existe, así lo manifestó Jesucristo y la fe católica lo
mantiene.
Siguen estos actos con la
bendición y se incoa este cántico eucarístico: “Pangue, linguae, gloriosi,…” Se
guarda en el Sagrario la Sagrada Forma y se canta también el Himno del XXIII
Congreso Eucarístico, celebrado en Madrid en 1911. La letra es del padre
agustino Restituto del Valle y música de Ignacio Busca Sagastizabal, que poseía
un especial carisma para obras de carácter religioso.
Ese Himno tan nuestro, tan
emocionante, tan profundo y tan acogedor es:
“Cantemos al Amor de los
amores”
-Y las faltas que pueda llevar el soneto son sin duda mías. -
Cantemos al
Amor de los amores
Con nuestro peculiar aire
serrano
De sentimiento, firme, puro,
llano,…
Y versos gozosos y seductores.
Cantemos con los máximos
vigores.
Acento y habla, tan del pueblo
albercano
Que con profundo espíritu
cristiano
Hace suyo el “Amor de los
amores”
Cantemos alegres y
ensalzadores
“Gloria Cristo Jesús. Cielos y
tierra”
Cantemos Al Amor de los
amores.
La firmeza, la pasión, da la
Sierra
“Dios está aquí. ¡Venid
adoradores!”
Que tu pueblo que va en Ti, a
Ti se aferra.
Isibe
X-fotos de Alberto Martín