sábado, 4 de febrero de 2017

HISTORIAS VIVAS Y VIVIDAS DE NUESTRO PUEBLO-¿ES POSIBLE DOMESTICAR UN ZORRO?






HISTORIAS VIVAS Y VIVIDAS DE NUESTRO PUEBLO
-¿ES POSIBLE DOMESTICAR UN ZORRO?

En estos días del crudo invierno albercano, en los que los pilones de las fuentes se hielan y  los dedos de la mano se quedan “engarañados”, se agradece sentarse en una sillita baja con respaldo, al calorcillo de la lumbre de suelo. Las tenazas, el soplillo y el tajo de tres patas no se pueden dejar al arbitrio del menos entendido.
Nieva. La pintita  de aguardiente y la rajita de chorizo coloreando el pan vienen como anillo al dedo.
De pronto, uno de los acompañantes, animado en años, en historias y decires  hace a los demás la siguiente pregunta: ¿Se puede domesticar un zorro?
¿Y por qué hay que realizar tal hazaña? Dinos el porqué, amiguete.
El caso es que Don Saturnino llegaba un buen día montado en su vespa, cuando en la mitad de la carretera, pasando el Puente Francia y ya cerquita del Prado de la Carrera, se encontró un zorrito apenas recién nacido.
Su madre quizás asustada del ruido de la vespa –alguien interrumpe “ves “pa” que piden
Ves “pa” que dan”, ¡calla y déjate de bromas!-
Como decía, al verlo abandonado Don Saturnino lo metió en el sidecar y se lo trajo para el pueblo. ¿Qué hacer con él, al ser un animalillo tan chico?
¿Y quién mejor que Elías  podría encargarse de él?
PRESENTACIÓN Y RECONOCIMIENTO DE ELÍAS
Elías, era un caballero albercano, hermano de Goyo Mañanita- excelente carpintero-;  vivía en el pueblo  en situación de mutilado de guerra. Se distinguía por ser una persona muy educada, culta y religiosa. Tuve la suerte de pasar buenos ratos con él.
Recuerdo, que me contaba, sus años jóvenes pasados en Francia donde se había distinguido como un buen deportista practicando el boxeo. Deporte que le mantenía en forma y practicaba muchas veces en la Cuna, poza del río Francia, entrenándose contra las peñas.
A Elías le cogió la Guerra Civil y contaba muchas anécdotas curiosas. Siendo para él un orgullo haber sido el primero que subió con la bandera al Alto de los Leones.
En el pueblo se ofrecía voluntario para subir el Pendón a Las Eras y en una de las películas que se rodaba en el Solano, disfrazado para tal film, y en la que había que dar una carrera  nadie logró adelantarse a él, en las numerosas veces que se tuvo que repetir. Siempre llegaba el primero.
Como dominaba el francés perfectamente, enseñaba el pueblo desinteresadamente a los numerosos franceses que acudían por aquella época.
EL ZORRO DE ELÍAS
Pues bien, lo que decía. Don Saturnino le dio el zorro y Elías lo recibió con mucho agrado. Pretendía domesticarlo y que le hiciera compañía en su casa ya que vivía solo.
Al Felino, ese fue su nombre, lo trataba admirablemente, hasta le hablaba en francés, de modo que el animalillo podía ser bilingüe y los demás ni no nos enterábamos de su argot  “franchute”.
Pero el zorrito era bastante tímido, cuando Elías lo sacaba de paseo se echaba para atrás y trataba de huir.
 Elías nunca se daba por vencido y nos contaba alguna anécdota de los avances del listillo Felino.
El problema surgió cuando el zorrito se iba haciendo mayor  y desprendía unos desagradables olores, pese a que su dueño se esmeraba en su limpieza.
Mira, nos decía Elías,- en confianza-, voy a tener que quitarle de aquí pues las vecinas se quejan de que el olor llega a sus casas.
 No recordamos cual fue el final de Felino, del que siempre fue atado a una cadena por las calles del pueblo, seguramente su destino  sería recobrar la libertad y unirse a esos zorros y zorras que por aquel entonces se escondían entre los peñascos de las inmediaciones de la Casa García y que cuando nevaba y se quedaban sin comida se colaban por los cortinales  de la entrada del pueblo.
Anoche anduvo por aquí la zorra, no era extraño escuchar a la señora Dolores, a la señora Antonia y a la Inés, en sus conversaciones por la mañana mientras barrían el trozo de su calle.
El zorrito de Elías nos queda en el recuerdo, como un  algo que se quiso hacer y su naturaleza no lo concedió. No nos imaginamos los niños del pueblo abrazándose al zorrito y haciéndole carantoñas como podría hoy haber sucedido con el perro de Garrapina, la Teti de Alejo o los perritos  de Telesforo, que por las noches se comunicaban con la luna, con los lobos que bajaban de la Peña de Francia y con  las zorras  de la Casa  García que se acercaban al pueblo y asustaban  con sus cánticos los hijos de Goyo, Toñito y Mary Luz.
-Quede de esta historia constancia, por si alguien se atreviera a repetirla.
X- Desconozco el autor de la foto. Haced clic  sobre ella para verla mayor. En ella se ve a Elías en el el medio, A Moisés,que fue sacristán y marido de Francisca. Y a  Zecri, marido de la Sinfo ;en primer plano el día del Ofertorio a la Virgen de la Asunción.



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