domingo, 23 de julio de 2017

UNA PORTERA






















UNA PORTERA

No hace falta tener materiales ni medios muy sofisticados. Aprovechando el tronco del arbolito que se secó y  unas piedras en vertical ha surgido esta curiosa portera. Al otro lado  de  la pared que se cae  a pisadas por el afán de subirla de una forma más cómoda, se deja descansar un palo seco, largo y en horizontal. La vaca ya no se sale, ni el burro o el caballo… y la gente acostumbrada a andar como Pedro por su casa se va a enterar de que el que entre a buscar peras lo va a hacer en un terreno que tiene dueño.
 En la finca de al lado los postes de granito sostienen una alambrada muy bien montada, denota algo más.
El cochecito del fondo posiblemente está dentro de otra finca.
Más este trocito de terreno que guarda la portera  es  un bonito espacio  natural, no faltan las cañibetas secas y amarillentas que ya no sirven como casa de gusanos para su resguardo, pero si están esperando que un niño haga con ellas una espada.
Dice nuestro amigo Peromingo:
Con un palo, largo y seco
y  dos postes de un madero
carcomido,  cierro un hueco.
Una portera o un portero.

Cierro y seguro no peco
Y evito la tentación
De entrar a lo facilón.

Siempre queda un recoveco
Por si urge la ocasión
De librarse de un rebeco

O de un toro renegón.

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