domingo, 5 de junio de 2011

LAS CUARTILLAS (I)





























LAS CUARTILLAS (I)
Era una de las tradiciones más pintorescas que se hacían en La Alberca cuando se realizaban algunas de sus clásicas bodas -que si eran “rumbonas” había boda y tornaboda-. Las Cuartillas son las ayudas, ofrendas o regalos que los familiares o amigos hacían a los recién casados. Su nombre se toma porque las aportaciones generalmente en granos y frutos eran llevadas por las mozas sobre su testa almohadillada, en medidas de cuartillo ( lo que da origen a su nombre) que en otro tiempo se empleaban para medir sus áridos y que llevaban tapados con un pañuelo bordado. Era una especie de regalo-préstamo, deuda rodante. Esta cadena de pactos tácitos era prácticamente interminable y con un origen de siglos quizás de tiempos de familias judías o judeo-conversas.
“Las familias –dice el escritor Enrique Casas Gaspar- deberían conservar la lista de lo que aportaron a otras bodas, esto permitiría echar cuenta de lo que por reciprocidad recibirían como aporte a las suyas”
El acto se realizaba en una especie de desfile o procesión perfectamente alineada que iba a casa de la boda y acudía a presenciarla casi todo el vecindario.
Las mozas solteras acompañadas de sus madres y lujosamente vestidas con sus trajes típicos-la mayoría vestían de “saya” y peinaban “rodete”, van apareciendo a un paso lento, solemne, ceremonioso, portando en sus cabezas y con perfecto equilibrio las cuartillas, cuidando que no se les caiga. Mientras tanto los mozos al paso de la comitiva que está continuamente animada por el tamborilero, tiran bombas y “cubetes” unos hacia el cielo, otros (la mayoría) contra el portón más cercano. Y las mozas tienen que hacer un simpático requiebro al círculo de humo o al fuerte estampido que anima e impulsa el recuerdo del correr de la pólvora de los moros que todos llevamos en la herencia histórica de nuestra sangre. Cuquean los mozos, ladran los perros, toca más fuerte el tamboril y afiligrana alegres notas la flauta. Y entre comentarios, curiosidades y griteríos el acto entusiasma a sus paisanos. A veces el festejo se desborda y vuela por los aires un saco de paja. Siguen los estampidos. El cortejo adquiere su máximo esplendor cuando llegan las madres de los novios y la “moza de la pica” (hermana menor de la novia que lleva un ramo adornado y que después pondrán en el balcón junto al ramo que también ha de llevar el mozo del pollo –hermano del novio.-).
La cuartilla de la madrina desborda ya en entusiasmo y curiosidad a todos los espectadores. No para de ir y venir el tamborilero y el correr de la pólvora llega a su grado sumo.
Como el acto se realizaba por la tarde tras el banquete de la boda. Una vez acabadas las Cuartillas y dada “la espiga”-obsequio a los recién casados en dinero-, se forma de nuevo otra comitiva hacia la plaza Mayor del pueblo y aquí el baile primero suelto y después “agarrao” anima a todo el vecindario. La novia tendrá que bailar con unos y con otros; igualmente el novio tendrá que soportar las bromas y pisotones de las mozas, bailar con todas y repartir un cigarrilo o purito a sus paisanos que han venido a la plaza a pasar con ellos tan agradable rato. Las Cuartillas, los regalos, el desfile, el estampido de bombas y cohetes, la música de la flauta y el tamboril quedarán como agradable recuerdo de un pasado si hoy ya perdido si añorado al máximo, casos y cosas de anteriores generaciones.




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