CUENTOS DE FIN
DE AÑO
EL FLAUTISTA DE
VEGAMOSQUÍN
Yo no sé, cual
es la causa, me dice un paisano de La Alberca, no hacemos más cercanas las cosas de nuestro
pueblo y cada vez que contamos una
hazaña, un cuento o una historieta a
nuestros pequeños, les ponemos palabras como Hamelín, que yo no sé ni dónde está eso, ni “pa”donde cae.
Bueno, pues si
sabemos dónde está Vegamosquín. ¡Agarrémonos a esa zona del pueblo que es más cercana y familiar.
Resulta que por
los años 50, había tantísimas moscas en nuestro pueblo que hasta tenía fama por
ello. “En que se aparece La Alberca a una mosca, se decía en plan de guasa, en
que La Alberca es típica y la mosca “ti pica”. El dicho no es que tuviera
gracia pero reflejaba una realidad.
Años después,
con el alcantarillado y los inconvenientes que se ponían para que los
animales anduvieran por las calles- burros, gallinas,…- fueron desapareciendo-
eso es lo que algunos dicen y cuentan.
Aunque yo me
creo más la versión del flautista que pasó por el pueblo, se presentó en la
Casa Consistorial y exigió la pasta correspondiente si es que querían tener
turismo. Y, en efecto, lo convenido. El flautista les dijo que se las iba a
llevar a Vegamosquín pero que si no le pagaban a su debido tiempo, volverían
otra vez a reposar en las faldas, chambras, de algunas señoras mayores. Que
para ello dejaba un retén de ellas en la Dehesa y en efecto allí siguen
esperando hasta que se salde el final de la deuda.
Ya van quedando
muy pocas, pues las cuadras se han ido adecentando.
Que desaparezcan
todas es más difícil. Pero la pena es que se comenta que el Ayuntamiento quiere
comprarle un dron a uno de Cepeda que después de estar en Alemania se ha vuelto
para acá. Desaparecería el flautista lo mismo que pasó con el Alguacil de años
anteriores. Su capa-chambra quedaría pasada de moda y la pluma de su gorro no
tiene el mismo “calibre” que el que utiliza Juítas.
La última idea que se comenta es coger a un flautista
temporero y de ocasión por diez años que sea la misma persona que el “capaó” de
cochinos, que tampoco ha vuelto por el pueblo,
y entre los dos oficios podría ir tirando algo mejor, ya que el turismo
decae y los puestos de trabajo no salen a concurso.
“Esperemos que
cuando acabe “el pan de Demia” –nos asegura el buen paisano, junto con el Flautista
de Vegamosquín, el Tío Del¨Unto” y el Patageno recobren su contrato fijo, con
derecho a sexenios, paga extra y pensión de jubilación”.
Cualquier
parecido con la realidad, no es pura coincidencia.