martes, 11 de agosto de 2009

CORRE AGOSTO: DEL PROFUNDO SENTIMIENTO RELIGIOSO A LA ENTUSISTA ACTIVIDAD TEATRAL



















































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CORRE AGOSTO: DEL PROFUNDO SENTIMIENTO RELIGIOSO A LA ENTUSIASTA ACTIVIDAD TEATRAL
Hay personas que realizan sus actividades con tanta pasión y esmero que seguro que tienen un “don” especial y único para las mismas. Transmitiendo, posteriormente, su mensaje con un peculiar “toque” que les honra y caracteriza ante sus paisanos. Quizás estas personas son menos conocidas que otras porque sus actividades se hacen poco de cara al público y también porque ellas prefieren hacerlo de una forma íntima y callada.
Mas, ya que mencionamos la palabra “toque” nos viene como anillo al dedo para recordar a Moisés Serrano. Sencillamente Moisés para todos sus amigos y paisanos de La Alberca. Porque, después de estar todo el día trabajando en el campo y en tiempos tan difíciles de emigración siempre se podía disponer de él cuando las circunstancias lo requerían. Y, allí estaba Moisés para pedir por las Ánimas Benditas, ayudar en oficios religiosos, enseñar y ensayar loas, comedias o actuaciones religiosas. Y sobre todo para tocar con un cuidado especial los diferentes toques de campanas que sabía realizar con ese don tan magistral y entusiasta que le caracterizaba.
Si el suceso era triste, Moisés hacía casi hablar a las campanas, transmitía su hondo sentimiento que lentamente se desparramaba por todas las calles, esquinas y hogares del pueblo; y que, al instante, hacía acallar el bullicioso griterío de los juegos de niños al aire libre.
Si el acto era festivo, Moisés impregnaba en el tañido de las campanas su alegría y vocación teatral con tal impulso que raro es que alguien no le acompañara al instante con el estampido de un ruidoso y espontáneo cohete.
Durante cierto tiempo y en mis ratos libres me dediqué a cazar sonidos con un magnetofón de cinta que con el tiempo me las jugó (extraña afición como la de aquellos que se dedican a cazar tornados o ciclones) pero que en La Alberca de los años sesenta bien merecía la pena. Grabé voces de demonios, bandos, cánticos de vecindad, toques de campanas, de gallinas que se perdían, toques de tamboril, cánticos de procesiones,…
De aquel estupendo archivo sonoro hoy apenas me queda una cinta casete. Y mientras escucho la misma y reconozco la voz de Moisés recuerdo también a su mujer Francisca (la paciencia que tenía cuando nos vestía de niños con ropa albercana para algún acto conmemorativo) Y mientras escaneo de esa estupenda revista –Cateja Teatro-25 años- la foto de Moisés; hago un Collage de la Plaza del Solano, monto el escenario de tiritas de papel a mi gusto y antojo y recuerdo a Moisés y Francisca con esa fe de auténticos cristianos.
Finalmente me viene a la memoria el Toque de la campanilla de la Oración de las Horas de su balcón, que tengo recogida en mi artículo Crepúsculo en un pueblo de Castilla y que empieza así:
Pongan todas atención/ las almas en general / para que sientan sus penas/
en el reloj que va a dar:/ Pecador las once son/ y en ellas contemplarás/
que en el mundo todo acaba,/ como estamos, estarás./
Pero…Corre Agosto y Moisés desde allí arriba nos inspira y nos alerta:
¡Paisanos! Siempre hay demonios/ que quieren que no haya fiestas
“¡Dadle”, el alto! En San Antonio/ Y mandadles “pa” las Mestas,…
Y acabando en tono festivo nuestro buen amigo Peromingo, el que vive en las Peñas Tiritinas, carretera de las Batuecas s/n, termina así aconsejándonos:
Y a vosotros albercanos / que la crisis os acecha
No olvidéis que así se apecha / criando buenos marranos.

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