CLAROSCUROS Y EFECTOS DE LUZ
Cuando
llega diciembre, las nubes y nieblas se agarran a las faldas de la Peña de
Francia, lavan y acarician las laderas de la Peña del Huevo y van bajando con lentitud hacia los caseríos más cercanos.
Al
medio día, de un día cualquiera, el cielo se ha ido despejando, ha salido el
sol con fuerza. Levanta más nieblas de la humedad de los campos, que las bajas
hondonadas que rodean al pueblo, entre la esquelética arboleda, se van llevando
ríos y riachuelos abajo.
Las
hojas caídas que dejó el otoño, guardan
y mecen sus limpias gotitas de agua, entre el “cogolmillo” que ha quedado
abandonado y las nueces, castañas y manzanas caídas que se esconden entre las
pisadas de la hojarasca.
El
sol arranca de la teja su humedad. El humo de los pocos hogares que atesoran sus viejos "sequeros", sale al
exterior entre los resquicios de las ennegrecidas maderas, juega a colarse por
el pequeño espacio que dejan sus altos y
desafiantes aleros, dibuja en el cielo
cortinas azuladas que algún atrevido rayo solar se encarga de desprender
fachada abajo.
De
las fincas cercanas al caserío, el
pequeño fuego que quema la hoja y hace más humo que chispas, protege al
arbolado de las frías y agresivas heladas.
Mientras
que por las calles del pueblo se descuelgan los rayos solares por las fachadas
de sus edificios, surgen mágicos y sugestivos claroscuros de sus rincones.
Efectos de luz que se quiere apropiar el
pintor que acaba de llegar, el fotógrafo curioso que se ha encontrado con este singular panorama, o el escritor y poeta
que siente y se recrea en estas nuevas sensaciones.
Si
hoy el frío no te deja salir a la calle, busca el reportaje Pueblos dedicado a La Alberca y contempla esas imágenes que nos sirven para
mostrar en nuestra blog o, quizás, para decepcionarte porque la cámara no se
detuvo o recogió esa imagen que conoces y pasó desapercibida.
De
todas maneras, de mañana y bien abrigado, a primeras horas -hoy entre las nueve
y las once- saldremos a recorrer lentamente todas su calles, plazas, fuentes,
rincones... no sin antes haber tomado unos churros con café y copa de
aguardiente visitando todos los bares de su plaza-todos ¡eh!-.
¿A
qué ahora si te apetece ir paseando hasta la Laguna de San Marcos y descubrir
más “raíces” que todavía no han aflorado? ¿A qué también te ilusiona saber algo
más sobre los celtas? Y... ¡bueno!, por ahora vale.
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