LA MAQUINARIA INDUSTRIAL
Gracias a estas fiestas, como las de San
Antón, el pueblo da a conocer su particular forma de hacer vida. Aquello que se
hace en la intimidad de la casa, del taller, del fogón o de la cocina durante
todo el año -¡con la gran cantidad de tiempo y trabajos que requiere!- se hace
en algunos días especiales de forma pública; para que todos, tanto naturales como “forasteros”, conozcan.
Hay que agradecer a estas personas que
año tras año, sin ser serviles exclusivos de la tendencia colorista que
predomine en estos momentos, se prestan voluntarios a enseñar la forma de hacer
chorizos, morcillas, turrón, bordados, artesanía, floretas,…,exponiendo también
sus utensilios, maquinarias, ropas de antigua usanza,..
Y ¡cómo no! bailando con el mejor arte
del mundo esos “sueltos” y “picaos” tan
nuestros que anima la flauta y el tamboril y tanto hacen latir nuestro impulso
emocional.
Si hay un recuerdo especial para Chagüe
y el Guinda, también hay un gran reconocimiento para Poldo, maestro de maestros
de toda la Sierra de Francia.
Ya llegarán mejores tiempos y se
inventará otra forma de hacer ruido- sin que cause peligro para nadie-, porque
se añora la falta de los “cubetes”, “ese
correr de la pólvora de los moros” como se dice de forma desenfadada. Y que
tanto tiempo nos ha venido identificando.
Pues nuestras fiestas, por ese anhelo de
ser un auténtico calco de la tradición tienen que ser “sonás”… Con gracia,
arte, brillo,…para que se entere de ello toda la comarca - que en parte lo
siguen haciendo muy bien las campanas- y el animoso “personal”. No se olvide
eso de “¡Vengan rayos y centellas! / Cohetes y bombas mejor. /Que se enteren
las estrellas / De nuestra Sierra de Francia. /Que hay muchísimo valor./ ¡
Olvidasteis las “Matancias”!- Del
Cancionero Trovas y aires de Peromingo-
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