TIEMPOS
DE CEREZAS
DE
ILUSIONES Y CERTEZAS…
Quienes
éramos unos niños por la ronda de los
años cincuenta (vayamos diciendo ya por el pasado siglo; ¡qué no tiene moral éste..!
pues sí señor). La mejor noticia que podías oír en un día cualquiera y por este
tiempo, era esa frase del amigo: “He visto un cerezo…¡qué!... bueno que quita
el hipo ¡tío! Ya, ya. Pero como te vea ese tío…”agatar” al su cerezo!...No te
quiero ni decir…
La
noticia era pólvora. El periodo de investigación al atardecer cuando nadie
quedaba ya en los caminos.
¿Silbó
el tío…? ¡El tío de las cerezas!..
La
“espantá” se producía cando alguien veía o sentía algo extraño. A veces los
tiempos de alarma eran los peores. Se saltaba de un brinco. Las paredes
quedaban cortas y se procuraba vaciar inmediatamente los bolsillos o las faltriqueras.
Mientras se escuchaba una voz que cada vez la tenías más encima. “No hace falta
que corráis que ya os conozco vais a ir todos al calabozo…”
Lo
malo de las cerezas que si carecías de sentido del arte te podían señalar bien la camisa. Con otra cereza verde se
quita, te decía el más iluso, pero ni por esas…
Eso
sí, eres el tío más elegante del mundo cuando te colgabas un ramito de dos en la
oreja y encima quedabas muy bien antes de realizar el correspondiente bocado.
¡Las
picotas son las mejores! Por algo los pájaros sabían muy bien donde picaban…
Pero
cuidado que un atracón podía costar tres o cuatro días de dieta y encima sin
escuela ¡qué rabia!
Entre
verdes de hojas verdes
Y ramitas. Ramas tiernas.
Si las ves, niño te
pierdes
¡Qué rojas!.¡Corre!...Echa piernas!
Si
“agatas”…Hazlo a dos manos.
Hincando bien las sandalias.
No vale tener pies
planos.
Ni temas las
represalias.
¡Las
cerezas! ¡Las cerezas!
¡Ay, si tuviera una gorra…!
Haces bien si ahora
rezas
Que
el tío trae una porra…
Alabemos tus
destrezas.
Y “la de Francia”, socorra.
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