CUANDO UN ANIMAL
ES EL SOSTÉN
DE
UNA FAMILIA.
SE PUEDE LLORAR
TAN DESESPERADAMENTE..
Fueron tiempos
que no tuve más remedio que ayudar a mi padre-médico-, mientras esperaba poder
ejercer mi profesión en la enseñanza, con la mili también por medio.
La plaza de
practicante no se cubría, el anterior que había estado algunos años la dejó y
la cantidad de inyecciones era bastante grande.
Me tenía que
dedicar a ello por el enorme trabajo que existía para un médico sólo. La verdad
que no me fue mal y la gente me estaba muy agradecida, sabiendo que ese destino
no era el que yo deseaba; ni la plaza de practicante interesaba a nadie, no siendo que se dedicara
a implantes o actuaciones de otros calibres
Fue un caso
curioso el que nunca he podido olvidar. Se llamaba Carmen y con eso es
suficiente. Le habían recetado una serie de inyecciones que había que
ponérselas en su domicilio.
Mi padre me
avisó, sé que tienes seis o siete inyecciones de casa en casa. Procura ir a
casa de Carmen, la última.
Pues tiene un
enorme disgusto porque se les ha muerto la vaca y era el sostén de la familia
con la leche que vendían.
Después de
ponerla la inyección siéntate a charlar con ella y procura animarla sin tener
prisa alguna, te lo agradecerá muchísimo pues el marido está trabajando en el
campo y a hasta la noche no llegará, cuando se enterará de tan lamentable
noticia.
La consulta de
casa te la adelantaré yo y así fue. Estuve toda la tarde con Carmen y sus niños
que acababan de salir de la escuela y eran muy pequeños para hacerse cargo de
tal situación; hasta que llegó el marido.
Carmen lo pasó
llorando fatal; yo traté de ayudar su
estado emocional todo lo mejor que pude y con el tiempo lo he pensado muchas
veces. La vaca y su venta de leche era la única ayuda familiar, pues los huertos,
las patatas y los enormes trabajos que ocasionaban daban para muy poco.
¿Cómo es posible
que se les muera una vaca..? Y no tengan medios a su alcance. Pues así sucedió. Mi padre dijo,
yo intentaré ayudarla lo que pueda y acudiré a ciertas personas que quieran
también colaborar.
Hoy el tiempo ha
pasado y no supe el final de aquel caso pues empecé en Salamanca a ejercer mi
profesión en la enseñanza. En la enseñanza he conocido también casos duros pero
como aquel tan triste y tan desgraciado como el de Carmen nunca.