EL CINE DE LOS
CINCUENTA
El cine empezaba
a llamar más la atención que el teatro de Dolores Mateos que ofrecía más
dificultades para sus representaciones. El teatro con sus plateas y amplio
escenario era precioso. Había que adaptarlo a la pantalla y son Saturnino no se
anduvo con chiquitas, lo reformó para lo nuevo que había de venir: EL CINE.
Se encargaban
las películas a Salamanca que llegaban por medio de Vitor, el coche de línea.
Ya he dicho en otra ocasión que los niños teníamos que ir a la catequesis después
de Misa Mayor y allí nos ponían en la mano un sello para enseñarlo e ir a la
sesión de niños que era a la anterior de los mayores.
La sala de cine
se llenó a base de bancos. Comenzaba la película muchas veces con aplausos y
según transcurría el cine o bien se hacía una parada para cambiar el rollo. Allí
el único que tenía derecho a hablar un poco más fuerte era Sergio, con sus
famosos “pirulíes”. Como hubiera un beso a lo Gary Cooper, aparecía un dedo en la pantalla y un coro de silbidos imponentes. En las sesiones predominaban los
matrimonios a veces con familiares cercanos. El silencio era absoluto, solo se
permitía "un silabeo" por debajo y muy cercano, de comentarios y explicaciones.
DE ÉL A ELLA O
DE ELLA A ÉL
Era el famoso
EXPLICADOR que se cuenta en esta hojita del taco del Calendario del Niño Jesús.
Quién más se
enteraba según iba el rollo de la película se lo explicaba a su acompañante y
este o esta a la vecina del lado. Eran
comentarios por lo bajini muy curiosos a veces con el “ya te lo dije” de lo que
pasó en el pueblo. “Calla tonta por ahí no va eso”. Mañana lo hablaremos-
El cine cumplía
una función social de aprendizajes y cosas que pasaban y eran buenos ejemplos
para contar y cantar. Porque llegaban las canciones de:
Morena Clara, Janita Reina, Lola Flores,
Carmen Sevilla, Manolo Escobar, Miguel Molina, Imperio Argentina,…
Todo eso servía
para que luego cuando se rondara por las calles se cantaran donde Florenti era
el número uno con su famosa “Maria Manuela
me escuchas/ Yo de vestíos no entiendo / pero me gusta de veras/ ese que te estás
poniendo/…
Cultura. Folklore.
Vida popular. Sentir y vivir de un pueblo que era más monumento nacional que el
título que después le iba a hacer famoso.
Como anécdota la
taquilla del cine era un buen observatorio para quienes bailaran más “agarraos de la cuenta”
Y se cantaba: "La Alberca ya no es La Alberca/ es un segundo "Guasintón" / Tiene cine y toda "la pesca" / de una culta población".
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