domingo, 11 de marzo de 2012

RITUALES DE JUVENTUD -I-




















RITUALES DE JUVENTUD

 “Ese mozo que no echa / al mandil las mis castañas/ es ese que quiere ser/ “cuñao” de las mis hermanas/.

 “Las mocitas de La Alberca/ cuando no tienen que hacer/ sacan la ropa del arca/ y la vuelven a meter/.”

A los niños se les perdona todo, al fin y al cabo son niños. Pero a los mozos, ya no.. No se les puede perdonar, ya son hombrecitos. Aunque aquí venía el dilema: “si son peores que los niños, tienen menos cabeza” Entones ¿en qué quedamos? Los niños, porque son niños y los mozos porque son peores que los niños… En la mili ya les espabilarán, ya verás, ya verás,... Y la mili era el coco, el miedo. ¿Y África! Ya la desesperación.
Pero lo que dice el tío La Vara, el de La Alberca vivía por allí por el Castillo, era gordo, fuerte y alto y yo le vi dar tres palos al Susa en el Bar de Jacinto, que metía miedo y lo que decía: si hay que ir se va y no pasa “na”.
¿Y hoy? ¿Ya no hay mozos? Espera que venga la fiesta de Majadas ya verás como aparecen unos cuantos y aunque ya no suban al Ayuntamiento a tallarse, son iguales , igualitos que los de antes (¡hombre tanto no!). No llevan gorra de la Pilata, ni navaja de la señora Benilde, ni comen carne asada del Pelujo, ni beben vino del Pardal o del Colorao ( que te ponía los labios negros).
Pero toman hamburguesas o pizzas los días festivos y si encarta no toman el café en el bar de Julián –que se fue a Madrid-, sino en la Abadía de los Templarios que al fin y al cabo decoró Tomás, trabaja un familiar de la Paquera y el dueño es un hijo del Calé, nieto de la señora Marcela.
¿Y las mozas? No iban a la mili, pero también tenían sus rituales. Cuando salían de paseo con sus tacones de domingo se cogían del brazo, compraban una peseta chochos a Sergio (él, llamaba pirulís), bailaban entre ellas, cogían las cántaras del agua de otra forma especial, se ponían el rodete cuando iban con la ropa al río de la Puente o de las Eras. Se dejaban ver en las cuartillas y aunque no se tallaban, empezaban a entallarse ya su cintura y sus pechos; a lucir collares, pendientes, peinados,… Las sayas y las medias de cristal tenían por entonces su guerra y luchas. Lo de pantalones, ni hablar…
Dn Saturnino que había ido a América y vuelto sin la sotana empezó a dar un brote verde, pero Don Marino, el siguiente, retornó a la sotana. Yo lo que nunca comprendí, era cómo las mozas podían quedar “enriás” por lavarse los pies en el río, eso que me lo cuenten…
Por fin. Los mozos se iban a la mili. A mi me tocó el Ferral del Bernesga, como a Eduardo, Minuto, Goyo,… Y ellas, mientras tanto: “al rosario, a misa, al baile (bien separado), a esperar,… Y…
 “Las madres son las que lloran/ y las novias no lo sienten/ se quedan cuatro chavales/ y con ellos se divierten/.
 Los mozos seguían siendo mozos si inmediatamente se casaban, por su juventud; pero perdían ya su nombre, eran los “escancianos” ( los que se habían casado ese año, que ya hemos hablado algo de ellos y Dios mediante volveremos hablar en otra ocasión). Ahora seguimos con los mozos.

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