DON ISIDRO Y SUS CONOCIMIENTOS DE LA NATURALEZA
Los grandes conocimientos que, como buen farmacéutico, tenía Don Isidro de las plantas, los árboles y toda la naturaleza de nuestro entorno, y el entusiasmo que mostraba en enseñar a los pequeños y estudiantes sus conocimientos me lo confirmó cuando, estudiando quinto curso de bachillerato, había una asignatura por aquella época que era todo un hueso. Don Isidro Marcial Escribano era el catedrático, nos había dicho que para sacar nota además de aprobar todos los exámenes deberíamos hacer una colección de plantas, de insectos o de minerales. Fue la colección de plantas la que más entusiasmó al catedrático; cogí unas ocho o diez revistas y en cada hoja de ellas fui metiendo, con la valiosa ayuda de Don Isidro, las diferentes plantas. Salíamos al campo a recogerlas y luego nos íbamos a su casa. Me decía el nombre vulgar y el nombre científico en latín, anotando en cada una de ellas sus características más significativas. Al catedrático le encantó y yo me lucí en la presentación, gracias a la gran ayuda proporcionada por Don Isidro.
Otra de las grandes inquietudes y preocupaciones que conocí de Don Isidro fue sus continuos trabajos y dedicación que tuvo en torno a una terrible enfermedad que padecían los castaños hasta dejarlos totalmente esqueléticos. No sólo cuidaba los árboles de sus huertos, sino que daba consejos e informaba a la gente en torno a esta plaga llamada “la tinta” que él buscó todas las formas posibles de paralizar, investigando e informándose sobre todo lo referente a la misma.
EL CIERRE DE LA BOTICA
Don Isidro se jubiló de farmacéutico en La Alberca. En sus últimos años su hija Mari, profesora, le ayudaba a llevar la farmacia. Su casa había acogido a una gran familia, su esposa Doña Lucía, la señora Feliciana y su madre Fermina murieron. Y sus hijos, Pablo, dominico; Faustina y Trini religiosas y dedicadas a la enseñanza tuvieron que alejarse de La Alberca. Por mi parte, en tiempos de vacaciones, procuraba estar todos los días un ratillo con él. Por su espíritu tan joven y jovial daba lugar a que diéramos buenos paseos, salidas al campo y que nos reuniéramos en el Bar París a charlar y tomar café con Fidel, Manolo, Nacho, Pedro Becerro y cuantos amigos que por allí aparecían y le agradaba recibir.
Cuando ya jubilado se fue con su hija Mari a Burgondo (Ávila) a ejercer ella su profesión de de maestra, en La Alberca se le echó mucho de menos. Sus regresos en vacaciones a su querido pueblo, en época en que se vivían años muy difíciles de emigración, donde él estaba, al poco tiempo, surgían motivos de inquietud para buscar mejores salidas para el pueblo y se analizaban las posibilidades de la industrialización de determinados productos, cooperativas, turismo, chacinería,...
Facilitó que en uno de sus locales se montara un taller de fábrica de cachimbas; incluso, para que no quedara en la calle el pequeño coche de línea de la Herguijuela. Y en otros proyectos, entregó con generosidad lo suyo, con el fin de que fueran mejoras para el pueblo.
EL ALCALDE DE LOS CAMINOS:
No quiero pasar por alto su faceta de alcalde. Le llamaron “el alcalde de los caminos”, pues fue quien más se preocupó de que todos los que había en el pueblo estuvieran limpios de piedras y zarzas y se pudiera transitar bien por ellos. La Fuente Canal, que nacía junto a las Escuelas, fue una verdadera obra de arte. Con su cruz y sus fósiles, que entonces estaban permitidos, y que él mismo con su gracia, su burro y su arte, subió por la vereda de su nombre “el camino del boticario” desde las mismísimas Batuecas
La Mataricho, el Huerto del Pendón, el Hoyo, la finca de las Eras, la Chocia eran huertos suyos que con la ayuda del Chiqui y el marido de “la Santiaga” le gustaba llevar más por tradición que por la productividad que pudieran dar estos pequeños minifundios.
Pluma y tiritos:
A Don Isidro le dolía muchísimo que, por el final de la década de los sesenta, la emigración estaba deshabitando La Alberca. Surge un grupo de personas con inquietudes que escribíamos en el Adelanto aportando nuestras ideas de desarrollo de las diferentes localidades y Sierra de Francia en general. Daniel Sánchez, Sebastián y Jesús Sánchez de la Herguijuela.
Jopero, Requejo, Vicente Calama, Pedro Becerro, de La Alberca.. De Don Isidro guardo tres artículos que bien merece la pena darlos a conocer y son: “Ideas de un hombre fuera de Juego”, “Las comunicaciones en
Sierra de Francia" y "Brujas en la Peña del Huevo".
IMÁGENES:
-Don Isidro en el campo
-Excursiones y salidas
-Recogiento fruta
-Castaño seco, por la "tinta"
-Caminos
-Loa de majadas en la plaza,del libro de José Luis Puerto
Hoja de helecho -pteridofitas-.
-Hojas verdes de castaño
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