FORMAS DE VIDA DE UNA GRAN ÉPOCA - I
LA TRILLA, LA PARVA Y EL QUESO
Este cuadro pintado por el granadino
José Guerrero en el verano de 1946 y algunas imágenes recogidas de videos son
el motivo para que podamos recordar con Mari
y Trinidad Puerto las faenas de trillas que se hacían en La Alberca.
Eran un auténtico acontecimiento social de su peculiar forma de vida.
En Julio y partes del mes de agosto la
siega era una de las tareas más necesarias y al mismo tiempo más duras que con
el fuerte calor se realizaban.
En estas faenas participaban todos los
integrandes de la familia. Pues había que hacerlas cuanto antes por el miedo al
pedrisco de las tormentas.
LA SIEGA
Realizada la siega de la cebada, el
trigo, el centeno, -por medio de la hoz curvada-, el albercano preparaba los
haces para ser llevados por medio de caballerías desde sus fincas a las Eras.
El acarreo había que hacerlo con sumo cuidado para que la carga no se venciera
por el camino. Trabajo ya propio de jóvenes.
EN LAS ERAS
Se necesitaba coger sitio pues a veces
se llenaba con más de 100 parvas.
Primero se limpiaba el terreno, después
colocaban los haces en vertical de forma que quedara resguardada por si llovía.
Posteriormente se extendía para comenzar las faenas propias de las trillas
LA TRILLA
Desde primeras horas del día el ambiente
de tareas y diversas faenas era impresionante en las
Eras. El sombrero de paja con pañuelo al cuello o dejado caer por la frente en
el hombre; y la cabeza bien recubierta en la mujer, eran necesarios.
Horca, pala, trillo, bieldo, rastrillo,
criba, cuartilla ... se prestaban en numerosas
ocasiones. Igualmente las ayudas entre
amigos y familiares para estos menesteres eran muy fecuentes y desinteresadas.
Con el rastrillo se acercaba la mies trillada
hacia el centro de la parva. Estas eran
de forma circular.
“El cantar de la trilla/ ya lo sabemos /
primero va a la orilla/ y luego al medio”
EL TRILLIQUE
Era la figura más característica, no
podía ser cualquiera, precisaba saber llevar bien los animales y seguir el
camino más adecuado. Podía ir sentado o de pie, pero seguro que acompañado de
niños.
¡Quién no ha montado en un trillo no
sabe lo bonito que es ver el mundo, con todos sus familiares, dando vueltas a
su alrededor! ¡Ni los caballitos de la reina, ni las atrevidas norias de
nuestro tiempo son tan sugestivos!
¡Qué emocionante es ver los trillos con
sus lascas y sierras cortando las cañas para convertirlas en pajas! Y los niños
haciendo peso.
Cortar, triturar, reir, cantar,…Puede
parecer un juego pero es un trabajo a pleno sol demasiado duro.
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