PILARES Y RAIGAMBRES DEL DI´AGOSTO
“Hay que crear amistades, fervorosos
amigos de todo y en todos los lugares. España se resiente de esa falta de
amistad que hace hoscos los semblantes de los pueblos. Hay que crear amigos de
las pobres cosas y de los pobres seres en todos los rincones de España”- Federico Muelas
Frente aquellos que se presentan como
excelsos protagonistas del escrito o discurso fácil, copiadores de frases y textos de otros –la palabra
no precisa firma, aunque valga mil veces menos que una imagen-.
Surge la verdad de las cosas sencillas, que
están presentes en las fiestas
patronales albercanas en su más puro, noble y rancio sabor. En esa sencillez
que ofrecen sus elementos más naturales y significativos.
Los cohetes con campanas. / Flauta
alegre y tamboril.
Bailes y danzas serranas
De su acervo juvenil.
-Y si un gracioso engalana
Su aspecto es más pastoril-
La procesión. Con la
ofrenda :/ De especiales reverencias.
Autos, Loas y comedias.
Explosiones e incidencias.
Y un Satán…
-Se
recomienda-.
AL VUELO DE LAS CAMPANAS
Cuando llega agosto y en día solemne,
hay que echar las campanas al vuelo. Esas campanas que aunque hoy estén
sincronizadas para sus diversos toques, bodas, fiestas, entierros, fuegos,… nos
siguen transmitiendo con su singular lenguaje la emoción del momento. El esquilón
albercano tiene el privilegio de tocar días antes anunciando si en las fiestas
hay toros.
TOQUE A VÍSPERAS
El toque más emocionante es el toque a
vísperas. Entonces es cuando en verdad se echan las campanas al vuelo más que
nunca y sobretodo en ese momento que el tamboril y la flauta recorren también
al unísono las calles del pueblo con su alegre pasacalle que anuncia fiesta.
EL RELOJ DE LA TORRE
La campana del reloj de la torre marca
la pausa que deben de seguir los toques de las diferentes campanas y en
especial la campana mayor, la principal. Esa que lleva inscrita en su bronce
estos versos: “La Asunción es mi patrona / Y yo con gran alegría/ desharé nubes y vientos/
cantando el Avemaría”.
BOMBAS Y COHETES
Pero las campanas no están solas, aunque
hoy necesitan como muy bien dice Federico Muelas, amigos de ese lenguaje tan
propio de ellas que distinguen unos lugares de otros.
Su vuelo va acompañado del estampido del
cohete, más moderado que en otros tiempos que llegó a convertirse en el
principal protagonista del arrojo, de la valentía y del miedo.
En la actualidad, “el correr la pólvora”
por los cielos azules, que indican, mejor que nadie, la mentira del momento,
necesitan estar bien encauzados y mejor dirigidos.
LA OFRENDA DE LAS MAYORDOMAS
En una época la correría polvorienta era
tan violenta que no quedaba un alma en el centro de la plaza, no siendo las
Mayordomas que iban ofrecer. Hasta debajo de los soportales se metían sin ton
ni son. Y es que las fiestas para los antiguos serranos tenían que ser “sonás”
Si no había “sonanda no había mandanga”.
LA PROCESIÓN
Acompañando a ambos, cohetes y campanas,
nace en agradable desorden la Procesión que conduce a la imagen a la Plaza. En
ella los bailarines vienen y van con sus toques de castañuelas, flauta y
tamboril afiligranando los pasos del alegre cortejo y que presiden autoridades y mayordomos, con
sus largas capas, de la más pura Orden de antiguos Caballeros Cristianos y
ellas con sus trajes del más rancio sabor hispano. Sobre todo, ese traje de
Vistas que, en pluma tan autorizada como
la de Ortiz de Echagüe, es “el traje más antiguo de España”
LA FLAUTA Y EL TAMBORIL
Es el tamborilero el verdadero
organizador de todos los actos y con sus diferentes toques, la musiquilla
acompaña las idas y venidas de la ofrenda, para que esta se haga con la mayor pureza.
Y una vez acabada esta, los danzarines
bailan ante la Virgen, tocan sus castañuelas, chocan sus palos, se enredan en
bailes y pases de emocionado compás, “trenzan y destrenzan” las cintas del ramo
ante un alegre revoloteo de danzarinas que, como palomas al viento, alegran a
la entusiasta concurrencia.
MÁS COHETES, ESTAMPIDOS Y CAMPANAS
Acabada la Ofrenda de la plaza, la Procesión
regresará al templo y sonarán de nuevo las campanas; como lo harán los cohetes,
si las posibilidades económicas lo permiten, a lo largo de todo el día y de
todas las fiestas. Y…sí ese “Y”,… -nos lo está diciendo-, enmudecerán y
volverán junto a los cohetes a sonar en fiestas, acontecimientos ¡ O vaya usted
a saber en qué..!
Y es que…
Las campanas de mi pueblo / sí que me
quieren de veras
Cantaron cuando nací / Y llorarán cuando
muera.
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