RELATOS DESENFADADOS
EL
DÍA QUE SE PERDIÓ
LA
SALMODIA DE LAS ÁNIMAS BENDITAS
-Advertencia, si el lector es hombre.
¡Tiembla después de haber sonreído!-
¡Tiembla después de haber sonreído!-
¡Tío, ese relato no hay quien se lo
crea! Nos reúne ahora que va haciendo buen tiempo al serano del anochecer de su cortinal y nos dice que nos va a contar
una historia.
La historia más extraña del mundo: “La
desmemoria de las mujeres de Ánimas de La Alberca”.
Y
cuenta que sucedió allá por los años sesenta, cuando, al parecer, robaron
a la Virgen de Majadas Viejas. Dijeron que podía haber sido el célebre Erik el
belga, un francés malo; como se decía por aquí, cuando llegaba algún
turista barbudo y con extraña pinta.
Aunque quizás fuera belga.
Sucedió que en un día de julio, de esos
que la calor aquí aprieta tanto como en Écija, a la hora del atardecer a la
moza de las Ánimas que le tocaba hacer el correspondiente recorrido del anochecer,
en un momento se le olvido la célebre salmodia que las mujeres de Ánimas
recitan en cada esquina y le decía así a su madre: “Don Juan, don Juan, yo te
imploro/ por mi santa condición / o ámame de corazón / o mátame porque te adoro//”
La madre, que eso no es, te equivocas
con la comedia que preparáis para “El día Agosto”. Las dudas y discusiones
hicieron que una por cada lado, fueran preguntando a las vecinas y a las
anteriores mujeres que habían hecho el turno por la letra de la salmodia. Hubo
quien le dijo, me parece que es así: “Cuatro esquinitas/ tiene La Alberca/
cuatro esquinitas/ que están muy cerca / La Balsada /El Barrionuevo/ Y donde se
pone ya el merca.//
Que no, que no, que ese no pude ser.
Bueno, pues nadie recordaba la letra de la célebre salmodia. La musiquilla
decía la Juana esa sí me la sé, pero la letra me pasa como a los demás, ya ni
idea. El alcalde el señor Román no podía hacer nada, la Monforteña tampoco se
acordaba, ni la Josefa, ni la Antonia, ni la Tina, ni la señora María,..
Don Luciano consultó a su gran libro de
Marañón y lo más que pudieron descubrir
que se trataba de un problema de Desmemoria Colectiva, por algún extraño
acontecimiento.
Luiñi el de la Monsagreña lo achacaba a las pruebas nucleares de los
americanos; Alfonso que ese rock de los niñatos ingleses no traía nada de
bueno; Don Isidro que estando los caminos tan poco cuidados que ocasionaban la tinta, esta lo manchaba
todo y se cargaba los castaños, etc, etc.
Había que tomar una decisión rápida y se
tomó. Hoy se tocaría solamente la campanaina en cada esquina y las mujeres
acompañantes rezarían a cinco tonos más altos de lo normal, para despistar.
La Junta Local de defesa de las Tradicionales y
Costumbres se ocupó de que hubiera paridad, un día saldrían los hombres y otro
las mujeres, respetándose los turnos.
Por fin fue la señorita Mari Morón quien
recordó la letra. Y para que no se perdiera más en caso de desmemoriados se
pondría una placa a los pies de la torre de la iglesia debajo del Osario.
Pero… ¿Y la salmodia que deberían
recitar Los Hombres de Animas?
Haremos un concurso público de letras y
se elegirá por votación en la Plaza del Solano.
La letra elegida, de autor anónimo, quiere
dejar sus beneficios a las ánimas benditas del purgatorio y dice así:
LA
HORA DE LA ORACIÓN -HOMBRES-
Poned
todos atención.
-Tres toques de la campanilla-
Un
momento. Recordad
Las
almas que han de pasar
A
su mejor condición.
-Tres toques más….-
Un
padrenuestro por ellas
Ya
que en ellas se confía
Unido
a otro Padrenuestro
Y
su santa Ave María.
-Tres toques más…-
Así,
el pecado mortal
O
el más triste y alocado
Será
siempre perdonado
Y
habrá vida celestial.
-Tres toques más de despedida-
Al
autor del relato se le han quejado algunos amigos del pueblo porque no quieren
verse comprometidos. Les recordamos que es una costumbre devota, tradicional y voluntaria; que los tiempos exigen paridad y
que hoy día ya no vale eso de “es cosa de mujeres…
¡Y
de hombres también!
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