LA ALBERCA DEL
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RTVE-CON DOLORES
Y LA SEÑORA MINICA
Es un reportaje
que realizó televisión española de una forma distendida hablando de la señora
Beatriz Mancebo, conocida en el pueblo por el sobrenombre de la Tía Triz, a su
hija Dolores y a otra señora muy conocida por aquella época la Tía Minica.
La Tía Triz era
un caso especial de fabulosísima memoria sobre canciones antiguas y poemas,
algunos de los cuales dan a conocer en el reportaje como este que hemos
recogido de San Sebastián. Interesa sobre todo el tonillo y acento especial
albercano que le dan a la canción. Conocí algunas cosas del cuaderno de la Tía
Triz, pues mi padre se encargó de que ella no lo perdiera. Y grabé también por
aquella época de la señora Dolores algunas letras y canciones, como “yo tenía
un cascabel” que tengo recogido aquí en el blog y es un cantar muy antiguo. En
el reportaje se dan a conocer también algunas labores y bordados que hacían tanto
la Tía Triz como su hija Dolores.
Que el reportaje se queda corto, muy corto, bien lo sabemos nosotros que tuvimos la suerte de conocer a la Tía Triz, cuando nos daba la catequesis de los domingo después de Misa Mayor. No había cura que la igualara contándonos aquellas históricas bíblicas que tanto nos entusiasmaban. Nos enterábamos que iba ella y no faltaba nadie.
EL RINCÓN DE LA SEÑORA MINICA
Entrando por el Tablado, el primer rincón por la derecha -enfrente de la Callejina- ese rincón bien merece llamarse de la Tía Minica, por lo animada que era ella. Bien salía, cuando hacía falta con la campanina de las Ánimas, o bien en un día determinado como por ejemplo San Juan; la encargada de darle vida, ambiente y tradición era la señora Minica. La recuerdo tocando con una llave y una sartén aquellas canciones que eran de la más pura esencia albercana y animando a sus vecinas, no era extraño que una de ellas fuera de sobrenombre La Cantora. Era en los Poyos de las puertas de sus casas donde se formaba el ambiente en verano al fresquito y en el invierno aprovechando el tiempo de horitas de sol, de coser y cantar. Y luego al anochecer, en días de calor, el clásico serano de pasar el tiempo que no costaba nada pero que tenías que ser de los suyos, de su ambiente y formas de vida
---CANTAR A SAN SEBASTIÁN--
Que el reportaje se queda corto, muy corto, bien lo sabemos nosotros que tuvimos la suerte de conocer a la Tía Triz, cuando nos daba la catequesis de los domingo después de Misa Mayor. No había cura que la igualara contándonos aquellas históricas bíblicas que tanto nos entusiasmaban. Nos enterábamos que iba ella y no faltaba nadie.
EL RINCÓN DE LA SEÑORA MINICA
Entrando por el Tablado, el primer rincón por la derecha -enfrente de la Callejina- ese rincón bien merece llamarse de la Tía Minica, por lo animada que era ella. Bien salía, cuando hacía falta con la campanina de las Ánimas, o bien en un día determinado como por ejemplo San Juan; la encargada de darle vida, ambiente y tradición era la señora Minica. La recuerdo tocando con una llave y una sartén aquellas canciones que eran de la más pura esencia albercana y animando a sus vecinas, no era extraño que una de ellas fuera de sobrenombre La Cantora. Era en los Poyos de las puertas de sus casas donde se formaba el ambiente en verano al fresquito y en el invierno aprovechando el tiempo de horitas de sol, de coser y cantar. Y luego al anochecer, en días de calor, el clásico serano de pasar el tiempo que no costaba nada pero que tenías que ser de los suyos, de su ambiente y formas de vida
---CANTAR A SAN SEBASTIÁN--
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