HISTORIAS QUE SE CUENTAN. -LA BLASFEMIA
-INTERESANTE Y
EFICAZ PROYECTO ALBERCANO-
Blas y Femia
eran muy amigos hasta que se unieron de forma muy macabra, por el simple
desacuerdo de ir unidos.
Así surgió la
tontorrona Blasfemia. Una palabra malsonante que injuriaba, difamaba lo sagrado.
Recordamos aquellos carteles que se ponían en las paredes de los
establecimientos públicos de Prohibido Blasfemar.
Pero las medidas
eran insuficientes, si leemos este interesante artículo de la Revista Católica
de las Cuestiones. Veremos el interesante proyecto que en nuestro pueblo se
llevó a cabo y trascendió lejos de su reconocida fama que ya tenía por aquel entonces.
¿Fue eficaz? Lo
que si podemos decir que en los años de la década de los sesenta se cuidaba
bastante la forma de hablar en público.
¡Qué se escapara
un…”¡cojones! Era tan natural y descalificado como vemos que hoy en la prensa
se puede sacar a relucir como la noticia del metro de Madrid, que el mismo
periódico El País reconoce que es “extraordinario”, cojo más el sufijo –udo.
Es interesante
el proyecto que vigilaba y sancionaba el mismo pueblo. “Todo para el pueblo
pero con el pueblo”.
Si buscamos
ambientar esta simpática historia al calor de la estufita de butano, leña o
eléctrica, dándole un especial protagonismo a la persona mayor de la reunión;
puede ser un buen motivo para el intercambio familiar de la charla. En la que
no deben faltar unas obleítas, castañas pilongas,…-y si se tienen “casorios” mejor-,
con chupito de aguardiente para ensalivar la boca de los mayores.
ILUSTRACIÓN
Realización
Plástica del Arte y la Palabra.
X-La Blasfemia
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