lunes, 11 de febrero de 2019

HISTORIAS, ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES CONTADAS A VUELAPLUMA: -EL CEMENTO-


















          HISTORIAS, ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES
          CONTADAS A VUELAPLUMA:

                         -EL CEMENTO-

Cuando la escuelita estuviera en el edificio de arriba, el techado este, les vendría de maravilla a los niños; en sus tiempos de recreo, días de frío y lluvia.
Este lugar también sirvió de muestra, en tiempos más lejanos y en una de sus vigas del techado, para exponer las pesas y medidas que deberían adaptarse al mercado.
Los domingos de   fuertes vientos de lluvia y frío, sirvió de refugio en determinados momentos para los bailes festivos de tamboril. Hasta que Julián adaptó el lugar de  arriba para salón de baile con un organillo de época  y que nosotros llegamos a conocer.
Pero Julián dejo el bar y el local de baile y se fue a Madrid.
Fue entonces cuando Gabi con barra de bebidas a la izquierda y moderno tocadiscos para aquella época, hizo su famoso salón de baile. Subían solteras y casadas para ver
con quien bailaban sus hijas. Alguien se llevó alguna regañina de los presentes.
-“¡Gabi, tres tintos; uno con casera, otro solo y el tercero con agua de setz! Ponnos también unos cacahuetes, nada de jamón eh! Y haber si en el pikú pones algo de los Bravos,Luis Aguilé, los Brincos, Paul Anka,… que entre Manolo Escobar, Molina, Farina, la Perlita de Huelva  y la Niña de los Peines,… nos llevas dando la tarde…-“Gabi sonreía… Bueno, haber si sube ahora ella que yo tengo mucha barra,…-
Con los años cerró Gabi, llegó la emigración y hoy ya nuevas costumbres: las terrazas.
Marcial, Jacinto,el Calé, el Porru, la Flora y el N´ay club de Marcos, marcaron una época aquí y  en los alrededores.
Pero El Cemento sigue estando en la memoria de los niños de aquella década de los cincuenta,  jugabamos  al  “píón”, a correr el aro, a tirar la perra chica,… Y a las cartas en los poyetes, cuando había sitio y no te veía “la autoridá” porque esos juegos estaban prohibidos, como cantar “la pelona sin pelo”.
En la esquina de la parte de abajo, antes de poner su bar  Marcial en ese local  estuvo la oficina de Telégráfos, las hermanas Roncero manejaban con soltura aquellas maquinitas del tic-tac. Los telegramas eran medios de comunicación muy importantes.
¡Hombre también lo eran, los corretajes que hacía Jesús Perrerías, pero no tenían oficina, aunque se llenara el Cemento de castañas y la operación compra-venta- transportes no se sabe como quedaría…
Yo no sé por qué el Cemento, siempre fue más propio de los chicos, sobre todo en los atardeceres; los empujones en los poyetes, la zancadilla y otras cosas, daban lugar a que las tabas y la comba se fueran a otros soportales. Mientras que la chirumba y la maroma fueran más del centro de la plaza.
Las columnas del Cemento fueron y hoy aún es un buen lugar para la charla e incluso a veces para “mirar sin que te vean”. Tuvo fama una de sus columnas por las firmas de algunos pintores que quisieron dejar allí su recuerdo.
“¡Tenei”, cuidado no veis que viene el cura con la vespa!, ves “pa que piden…”
“El otro día, el Cemento estaba lleno de cables, cajas,..” “Ah, mira ese camión pone Estudios Chamartín..” “Sí, dicen que van a rodar Marcelino, pan y vino, con “Pabrito”
Calvo” También por aquí anduvo Francisco Rabal y en una de sus correrías nocturnas que venía de Salamanca estuvo expuesto a bronca y empujones.
No sucedió lo mismo con Pepe Orjas, famoso cineasta, que disfrutaba como pocos de sus partidas de dominó.
Hoy el Cemento está vacío, pensativo, las terrazas dejan poco espacio para pasar; los jornaleros ya no vienen para que se les contrate, esperan que nieve y este es un buen lugar de paso y de poder pasar el rato y sobre todo para recordar por parte de aquellas personas que han estado tantos años lejos del pueblo  y les gusta contar sus experiencias  de chicos, de jóvenes y ahora de mayores.
“¡Bueno jugamos un rato a los patacones…! “Vale, te los cambio por euritos”

































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