sábado, 13 de febrero de 2021

ESPACIOS CON FUTURO -VIVIR EN UN PUEBLO- LA SEÑORA LAUREANA


 















ESPACIOS CON FUTURO

   -VIVIR EN UN PUEBLO- LA SEÑORA LAUREANA

Es vivir entre personas, verlas, oírlas, tratarlas, escucharlas, valorarlas. Ese es el mejor encanto de la vida de pueblo.

Hay un refrán que dice: “¡Es más de pueblo que las gallinas!”. Me lo aplico con mucha honra. Lo que sucede es que hoy ya no se ven en las calles ni una sola gallina. Molestaban a los nuevos señoritos de hoy, los señoritos de pantalón vaquero cuando se metían entre las ruedas de sus “haigas”-patinetes-.

Las gallinas ya no se ven pero que no nos falten los huevos, las alitas de pollo,…Y que no nos llamen “gallinas” (¡que salta la vena serrana!)

A mí no me gusta que me digan “eres más rotondo que el humo de esos destartalados autobuses que contaminan todo”.

Pues bien yo soy de esos que añoro mi vida de pueblo, aunque viva en otro pueblo de más de cien mil habitantes, como es Jerez de la Frontera.

Dicen las voces literarias a mi oído:

Dichoso aquel pueblerino / Que ve la Peña del Huevo.

Que raja de su vecino /Cuando ve  en él algo nuevo:

La ropa de los domingos

 Y si me apuras discurro /Que no ha cambiado de burro.

Y algo más –me pringo- /Que guarda aún su viejo trillo

Aunque vaya, lo distingo: / Con su tractor amarillo.

Mientras  yo con mi gorrillo

Oigo decir  Don Isidro

Y yo le digo a él: ¡Paquillo!

 

TIRAR PARA CASA

Lo siento. Pero a veces no hay más remedio. Si llegas a La Alberca, la primera calle a la derecha cuando entras por la Calle del Tablado, lleva el nombre de mi padre. Las buenas gentes de allí le pusieron su nombre porque más de cuarenta años le veían que salía a hacer su consulta, recorriendo a pie todo el pueblo, vecino a vecino y casa por casa. Pues bien, en lo alto de la calle, enfrente de su placa hay una casa de las más pintorescas del pueblo. Con sus escalinatas de piedra, típico soportal y rincón. Allí vivía la señora Laureana -1- que supo llevar con admirable entrega su vida familiar, bien lo saben los de por allí. Su aspecto y porte albercano, pendientes, sayas, peinado, merecía la pena

ser recogido por un cuidadoso apunte pictórico que le realizo mi hermana María José. Lo traigo aquí porque a la señora Laureana le encantaba que se hubiera fijado en ella para que María José  pudiera tenerla  en su colección  pictórica de mujeres albercanas. Como Sorolla y otros buenos pintores hicieron en su tiempo con una generación tan destacada de modos y formas de vestir en La Alberca.

P.D-Por un despiste mental cambié su nombre,  era Laureana, aunque mis paisanos en plan familiar la llamaban "LAURIANA"

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