EL AGUJERITO DE
UNA DE LAS COLUMNAS DEL TEATRO
-HISTORIAS Y CURIOSIDADES---
-DEL
PORQUÉ, AL PARA QUÉ, DE SU EXISTENCIA—
“No me cuentes
más historias/que ya tengo demasiadas.// Retenlas en tu memoria/ Que allí
estarán bien guardadas”-Popular Isibe-
Resulta que
ahora nos hemos vuelto tan “finodos” con esto de los cursos de inglés de la
Abadía de los Templarios que “el buraco” de la Columna del Teatro
recibiría este curioso nombre:
“PERFORANCE”y, la verdad, que estaría muy buen puesto; porque sí, así lo harían.
Pues bien, viene
de una perforación de lado a lado con un buen puntero o cincel, barra o barrena de hierro.
Lo hicieran
donde lo hicieran, pues hay quien dice que estas columnas podrían haber venido
de las antiguas ruinas del monasterio de
Gracia de San Martín, no lo podemos confirmar. Pero en nuestro lenguaje popular
albercano el “bujero “es un “buraco”, un agujero hecho a la perfección. Hay
quien cuenta que por él se metía la “maroma” del toro, para que fuera allí bien
apuntillado y como un poco más abajo hubo una pequeña alcantarilla que por allí
podría correr la sangre una vez muerto. –Versiones, dichos, curiosidades y
comentarios-
También hay
quien dice que pudo servir de
observatorio. Pues desde el cine Don Saturnino, podía dirigir su mirada-
agujero al tanto- para observar a las mozas que en vez de bailar suelto –allá
por los años de 1950-, lo hicieran “agarrao”, cosa muy mal vista por aquel
entonces. –Vease cuadro de Ismael Blat sobre el baile de la plaza.
La costumbre era
curiosa Chagüe tocaba “la campanera”, empezaban dos mozas con “sallas o
sallinas” bailando. ¡Vamos te decía un amigo, a “pedirles el baile”! ¡Vale, te
lo concedían…! Dabas cuatro vueltas y tres pisotones y se te acercaba otro
muchacho y te decía “me permites”; tú caballerosamente lo concedías, ella se
sonreía y tú y tu amigo otra vez en el medio de la plaza a volver a hacer lo
mismo. Aquello era un cachondeo si no formalizabas la relación.
Pues bien, ese
agujerito de la columna servía de espía
y alguna vez de “regañina” por si alguna chica bailaba con algún mozo
que no le caía bien a la familia.
Me cuentan
también que fue muy observada por ese medio Gracia Fé, hija de padres conversos
y de gran hermosura local y que casó con
Feliciano de Silva, famoso escritor de novelas de Caballería- nombrado por
Cervantes por ser uno de los pocos autores que salvaron sus libros de la quema que realizada de aquellos
libros de caballería que pudieron ser causa del ensimismamiento de Don Alonso
de Quijano. A Gracia Fe le gustaría
sentarse con esa gracia albercana
que iba haciendo gala, en esos poyetes para poder tomar el sol en días primaverales, lo que
daba lugar a ser observada por el agujerito.
En esos bajos del
Ayuntamiento que se ven también estuvo telégrafos y es posible que Gerardito,
famoso alcalde que casó de segundas
nupcias muy mal vistas, tuviera alguna que otra comunicación con el pueblecito
del CASAR. Son conjetura que el noble pueblo observaba desde aquí.
En cuanto a la
maroma. Si la permanencia del Toro en la plaza era corta, se ponían
inconvenientes para que su estancia no fuera
tan corta y si el torero se las veía y deseaba para matarle allí estaba
Carriza, Gabi, el Porru, Cacharro, Navarro, Marcelo, El Cuco, (Matías, menos),
Antonio Cananeo, Gúina, un largo
etcétera de jóvenes albercanos que se distinguían por su afición a “llamar” el
toro.
Durante algún
tiempo alguien le puso un pegote al agujerito y resultaba feo; es mejor verlo
así al natural que muestra la pericia de su realizador. ¿Y por qué no? Me dice
un amigo de inventar historias, también se puede jugar -o investigar- “al veo,
veo”…
No hay comentarios:
Publicar un comentario