EN
EL MUNDO DE LAS PIEDADES
-CAPILLAS
DOMICILIARIAS-
Muchas
han sido las familias albercanas que estaban unidas a esta costumbre de llevar casa por casa, durante un tiempo
fijado, la capilla que que tenían por su
devoción: Virgen del Carmen, San Antonio, Virgen del Rosario,…Y así rezaba la
oración popular: “Que ingrato que sería, si en esta casa entrara. Y por olvido
se olvidara de decir:¡Ave María! Y después
de oír la palabra tan celestial, no respondiera: ¡Sin pecado concebida!”.
Estas
pequeñas representaciones escultóricas se acompañaban con un ramito de flores o con unas lamparillas realizadas con algodones retorcidos y empapadas en un platito de
aceite.
Una
vez, cumplida la estancia del lugar, era llevada con la máxima devoción al
próximo lugar solicitado.
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