ESTE
NIÑO NO VE NADA
La
afirmación es muy gratuita. Pues lo
quieren llevar al Oculista o a casa del Pensador. Sus amigos decían: ve
demasiado, lo que pasa es que es un
incomprendido. Y tenían razón, el niño veía demasiado. No es cosa del oculista
sino del Señor Pensador que cuando salió con el niño a la calle a hacer la
prueba de su reconocimiento, el niño vio lo que muchos no podían ver. Un Dalí,
un Miró, un Picasso,…El tiempo lo dirá.
Pero por ahora: ¡Vamos a mirar al suelo del empedrado
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