LOS ALEROS
Resguardaban
la fachada de las fuertes lluvias. Y al hermanarse con el edificio de al lado
formaban unos entrantes y salientes que protegían balcones y ventanas.
Habían
surgido por una exigente puesta en equilibrio del entramado del sobrado. Y al
vencerse se sostenían unos con otros.
Los
ventanucos por donde entraba el heno por medio de una singular polea, exigían
no tener vértigo.
¿Y
las tejas? Tan unidas, unas con otras por
el peso de la piedra que las sostiene que sólo el humo del sequero y el paso
del tiempo podrían dañarse en su estado.
El
viento se colaba y silbaba, pero no podía con el viejo portón que se había
salido de su aldaba.
En
la calle la oscuridad era acogedora en los días de fuertes lluvias. Se podía
estar en las puertas de sus casas y cuadras, viendo caer el fuerte chaparrón
sin que el agua, ni siquiera la que salpicaba, entrara dentro de sus portales.
En
días de cielo azul, los rayos del sol se descolgaban por la fachada,
jugueteaban con el humo que salía de los sequeros. Instantáneas que solo el
ojo, que es el mejor pintor, ha podido captar y que la memoria ante los nuevos cambios
de construcción tiene el privilegio de poder recrear.
“Y
cerrando los ojos-dice Unamuno en su libro Andanzas y visiones españolas- veo
las negras calles de La Alberca, los balconajes de madera, los aleros voladizos
de sus casas, las mujeres sentadas en el umbral de las puertas y los niños
jugando en la calle, y allí, en la fuente, una moza llenando el cántaro. Y
corre la vida, como el agua de un arroyo que baja de la cumbre entre
guijarrales.”
Y
nosotros podemos volver a los colmienzos de este reportaje, sobre las ciudades
más bellas de España y ver la plaza del pueblo con esa
señora que cose concentrada en su labor. ¡A qué la paz que transmite se envidia
hoy, hasta en el mismo pueblo!
“Y
los hombres- siguiendo a Unamuno- miran al cielo, por si llueve sobre la tierra”.
Hoy,
podríamos decir que en nuevas formas de vida que revitalicen su esencia
tradicional pero que no caigan en un triste muestrario de pueblo-museo alejado
del sentir y forma de vivir de sus gentes y costumbres.
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