LA BOTICA DE DON ISIDRO EN EL MUSEO DE
SAN ESTEBAN
El día 4 de diciembre a las 12:30 quedó
inaugurada la botica que don Isidro Puerto tuvo durante más de 40 años en nuestro pueblo de La Alberca. Es una donación
que hacen sus hijas e hijo Pablo –dominico ya fallecido- para que se conserve
en el Museo que tienen los padres
dominicos en la iglesia de San Esteban de Salamanca.
Agradecemos a nuestro amigo Pedro
Becerro las fotos que nos ha mandado para que podamos dar a conocer este acto y
antigua botica, a nuestros amigos que siguen este blog. Y en especial a Trini y
Mari Puerto que nos han ofrecido sus escritos
y tratamos de adaptar al formato del blog para que puedan ser más
fácilmente leídos.
Gracias a esta donación, especialmente
conservada, podemos conocer como eran las antiguas Boticas. Predominan, como
nos dice Mari Puerto, los albarelos, tarros de loza de curvatura azul de
Talavera. Y diferentes botellines, tarros, balanzas, materiales e instrumentos
que los boticarios empleaban para hacer sus preparados medicinales.
DON ISIDRO PUERTO GONZÁLEZ, BOTICARIO DE
LA ALBERCA
-DESDE 1930 HASTA 1970-
-POR TRINIDAD PUERTO-
Conservamos de sus primeros años las
notas de un examen libre de bachillerato, en el instituto de Salamanca del
curso 1913-1914 y sabemos que en La Alberca, un grupo de escolares, por estas
fechas, preparan sus estudios con el boticario: Don Ángel Sánchez
Rodrigo,natural de Serradilla (Cáceres), de él escribieron:"fue un recto y
fabuloso funcionario y diversos escolares bajo su dirección aprobaron con
buenas notas no pocas asignaturas…Hizo un detenido estudio de la flora
albercana, recorriendo y examinando las vertientes de la Peña de Francia, los
campos de La Alberca, las hondonadas de Batuecas y los cauces de los ríos y
arroyos comarcanos. Isidro Puerto le
acompañaba en estas excursiones de estudio y estas enseñanzas y aficiones
estimularon su curiosidad y observación continua de la flora de estos lugares
durante toda su vida.
El 5 de Junio de 1923, Isidro Puerto
recibe el título de Licenciado en Farmacia en la Universidad Central de Madrid
donde había cursado sus estudios, y en 1924 comienza a ejercer su función de
Boticario en diferentes pueblos de la provincia de Salamanca hasta la muerte de
Don Ángel Sánchez en Villanueva del Conde, adquiere su farmacia y se instala en
Villanueva, con la misma ayudante de su maestro: Feliciana Rodríguez Ropero.
Esta botica conserva el instrumental,
recipientes y frascos de aquella farmacia, y varios frascos atestiguan que
procedían de la botica del licenciado “Gallego”, farmacéutico de Cebreros. La
técnica del soplado del vidrio, con la que se elaboraban diversos recipientes,
experimentó un gran cambio a partir del primer cuarto del siglo XIX, gracias al
método ideado por el químico francés Leblanc al finalizar el siglo XVIII. En
esta botica se conservan frascos elaborados con la técnica anterior, fácilmente
reconocibles, por lo que es posible fecharla en un tiempo anterior a este gran
cambio, podría ser de finales del XVIII o comienzos del XIX.
Sabemos que la palabra Botica, hoy en
desuso, procedente del griego apozeke= almacén, era el lugar donde había todo
tipo de primeras sustancias para componer los medicamentos, de ahí el dicho
actual “hay de todo como en botica” y el boticario era el que preparaba y
expedía las medicinas con pesos y medidas exactas, utilizando numerosos
instrumentos apropiados para cada composición: como la pequeña balanza de gran
precisión y hoy muy valorada para pesos de miligramos:El Granatrio; o el
instrumento para elaborar píldoras, alambiques para la destilación, un pequeño
triquinoscopio, para detectar el virus de la triquina, matraz aforado, pipeta,
crisol de porcelana…
Eran múltiples los productos extractos,
tinturas, elixires, emplastos, esencias, soluciones…podían existir hasta 3000
variedades.Y el libro instructor de las posibilidades y usos de cada sustancia,
llamada farmacopea.
Isidro Puerto en 1933 contrajo
matrimonio con Lucía Pascual Hernández y se estableció definitivamente en La
Alberca.
Se conservan unos apuntes por el médico:
D.Lucino Barcala Moro en los que testimonia la manera de actuar de su compañero
el boticario, D. Isidro Puerto, leo sus palabras:
“…de lo que sí puedo hablar con
conocimiento absoluto es de su labor como farmacéutico, nadie como yo, porque
la labor de los funcionarios pasa en muchas ocasiones desapercibida para los
ciudadanos y otras veces aunque conocida se olvida con facilidad, nadie como yo, repito, puede ser testigo de excepción para recordar la labor de entrega que ha
tenido en el desempeño de su función durante los años que ha desempeñado el
cargo de farmacéutico D. Isidro Puerto.
La primera etapa de mi estancia en este
pueblo la situación económica era muy deficiente. Pues bien durante aquellos
años yo conocí la enorme cantidad de recetas que este probo funcionario
despachaba “al fiado” y que después, muchas de ellas, se transformaron en
incobrables. Así mismo yo conozco de muchos medicamentos que venían en envases
indivisibles, cómo él los despachaba en unidades sueltas con perjuicio suyo,
porque luego le quedaban envases que no terminaba de despachar. Y todo lo hacía
para facilitar a los vecinos el uso de medicaciones que en envases completos no
podían adquirir por falta de medios.
Por ejemplo cualquier vecino que tenga
una edad media (no conocemos la fecha de este escrito) puede recordar los
papelillos de piramidón que
despachaba D. Isidro, se pasaba horas y horas confeccionando papelillos de 10 centígramos,
para después despacharlos en nº de 5- ó -6 porque las gentes no tenían para
comprar un envase de 20 comprimidos.
He señalado este caso del piramidón por
ser uno de los medicamentos más usados, para que se comprenda con facilidad,
pero lo mismo podría referirle de los antidiarreicos preparando fórmulas y más
fórmulas para evitar el gasto de las familias”.
Una tercera etapa del ejercicio de su
profesión podemos situarla en torno a
los años 1950 y 1960 en que va realizándose en este lugar el cambio de la
tradicional botica a la llamada farmacia; se imponen los productos
farmacéuticos elaborados por los laboratorios, desplazando a los productos
medicinales elaborados por el propio boticario. En este momento se centra su
interés en la búsqueda de soluciones para tratar la enfermedad de la “tinta de
los castaños”.
Por los años 1964-65 su empeño por
lograrlo se multiplica.
Por su observación de la naturaleza,
había visto renacer el castaño llamado “Guencio” al lado del pueblo, y echarle
tierra estéril a sus raíces al construir la carretera; se pone a comprobarlo en
otros castaños aplicando una fórmula curativa con ciertos productos y consiguió
resultados.
Entra en contacto con investigadores de
la Universidad de Santiago y el Consejo Superior de Investigaciones científicas y comienza con su
tratamiento que fue eficaz y reconocido, que no logró extender por diversas
causas.
Siempre fue un hombre inquieto por el
avance, la cultura y el bienestar de su pueblo; impulsa la Asociación Amigos de
La Alberca de la que fue presidente y ha sido determinante para el avance de
este pueblo; su curiosidad le llevó a reconocer una extraña peña, que el
investigador alemán Uto que visitaba La Alberca habitualmente, la reconoció
como una peña celta de los sacrificios.
En 1945 Isidro Puerto había diseñado un
emblema heráldico que identificara al pueblo y hoy es el que se ha aceptado
como representativo.
La conservación de su botica en este
lugar es un homenaje a los boticarios rurales que fueron adaptándose a los
cambios y recreando sus conocimientos.
Nos parece que un monasterio es el lugar
apropiado, por la gran aportación de los monjes a este saber milenario, por
recuerdo de su hijo dominico Pablo
estudiante en este convento, por su cercanía a la Sierra de Francia a través
del santuario de la Peña, históricamente tan significativo y querido por sus
gentes.
Termino con unas palabras de su hija
Faustina- Bióloga y licenciada en la Universidad de Oporto y en la de
Salamanca- que heredó como su hijo Pablo
un gran amor a las plantas y a la Naturaleza.
El 16 de noviembre de 1966 escribe:
“¡Qué amor a las plantas!
¡Que árboles tenemos en Navidad!
Tengo alma vegetal, me acercan, me enternecen.
La imagen, el otoño, brotan siempre. Las maltratan, las cortan, pero siguen y
siguen, las plantas siguen, esconden su sustancia y siguen, raras veces mueren
y enferman”
ESCRITO DE MARI PUERTO
Para nosotras es un deber conservar la
Botica de mi padre. Es de sabios recordar y valorar. “Cuando desaparece el
caudal de una tradición, de un arte, de un saber, de un hacer,… quien pierde es
el conjunto de la humanidad”
Esta muestra sea un reconocimiento a los
últimos boticarios que ejercieron su profesión en la época de transición “de
boticario a farmacéutico” y desempeñaron un importante papel en la Sanidad de España
, por su labor socio sanitaria, muy relevante y no suficientemente valorada en
los años duros y difíciles
En La Alberca, su entorno y en la
comarca de las Hurdes todos tuvieron acceso a los medicamentos que necesitaron.
Agradecemos a los padres dominicos que
hayan acogido la botica. Para nostras es motivo de alegría que esté ubicada en
el convento de San Esteban por el gran afecto y cariño que tuvieron nuestros
padres a la Orden de Predicadores.
Nos gusta que quede en la provincia y en
un edificio histórico de relevancia cultural.
Las antiguas boticas de la Europa
occidental nacen al amparo de las ordenes religiosas y se instalan en los
conventos y monasterios.
Estamos seguras que a Pablo y Faustina también
les hubiera gustado. Estará bien custodiada y cuidada como un bien de interés
cultural.
Mis últimas palabras se las dedico a mi
padre. Fue un ser privilegiado en dones naturales, sólo voy a referir uno: SU
BONDAD.
Puedo decir con toda verdad y sinceridad
que experimenté la bondad de Dios a través de mi padre, en él descubrí muchas
veces el rostro de Dios.
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