miércoles, 3 de noviembre de 2021

VIVENCIAS ALBERCANAS. / LA ESCUELA. EL TRATO Y LA AMISTAD. /EN TORNO AL FALLECIMIENTO DE EUSEBIO LUIS.


 











VIVENCIAS ALBERCANAS.

LA ESCUELA. EL TRATO Y LA AMISTAD.

EN TORNO AL FALLECIMIENTO DE EUSEBIO LUIS

 

He sentido mucho el fallecimiento de Eusebio, este gran industrial y compañero de los años de la Escuela  y del que me ha unido siempre una simpática anécdota muy propia de los años de 1950 y de nuestra ingenuidad de niños.

EL TRATO

Como excelente industrial  seguro que ha hecho muy buenos tratos de compra-venta porque en ello se basaba su  trabajo y su negocio de chacinas albercanas. Conmigo hicimos un buen trato del que salimos beneficiados los dos.

LA ESCUELA

La escuela de la Fuente Canal, llamada por entonces de don Filiberto Villalobos, tenía como director a Don Juan Ávila; respetado director albercano, y de profesor-maestro a Don Gerardo- con sus gafas de cerca sobrepuestas encima de las de lejos-.

Maestro muy preocupado por sus asuntos familiares, trataba de entretenernos lo mejor posible pero muy exigente en la limpieza de los cuadernos. Hacía  la tinta en una botella y después la iba repartiendo por los diferentes pupitres. La caída de una gota de tinta podía originar un mal borrón y la repetición completa de la hojita correspondiente.

La división de una palabra en sílabas no se nos daba bien, era más cómodo decir “Lo-gio” que Eu-ló-logio, y en vez de decir: Eu-se-bio, decíamos: U-se-bín.

Yo tenía bastantes secantes de la correspondiente propaganda de medicinas.

Eusebio en su casa del Solano tenía calderos que, una vez estropeados, se les extraía un aro en perfectas condiciones. Y aquí comienza el asunto.

EL TRATO

Consistía en cambiar un aro de los de Eusebio. Por: ¿Cuántos secantes de los de Isidro? Una vez llegado al acuerdo. Eusebio  tenía secantes para salvar su trabajo y evitar la repetición. Y el que escribe un aro para poder correr por todas las lanchas del pueblo. Se hizo el trato y la amistad correspondiente, porque las dos partes quedábamos  contentas.

El CEMENTO

El Cemento de la Plaza, era un buen lugar de encuentro para las carreras de aros, que, gracias al que  había cambiado con Eusebio, me daba la fama de llevarme la copa que yo mismo había pintado. Y luego seguíamos con el juego del “pion”, la chirumba en el Solano, las chapas, los partidos de fútbol en las Eras,…

Eusebio empezó muy pronto a estar con su abuelo. Y dejó de ser el “Usebín” de los amigos. El señor Gurrepe, una institución albercana de hombre serio, trabajador y amante como pocos de las tradiciones de su pueblo. ¡Cuántas veces que les vi que iban juntos a la Peña de Francia! Tenían un trato especial con los dominicos y sobre todo con el Padre Constantino, el prior de la Peña de Francia. Y los dominicos “se llevaron” a mis mejores amigos Pablo, Cosme, José Antonio,..

Eusebio se casó con Francis, hermana de mi amigo Carina. Yo seguí, ya sin hacer trato de secantes, en el apasionado mundo de la enseñanza, lejos de La Alberca y Eusebio  con los chorizos, los jamones, la compra y venta. Hoy tiene en La Alberca una fábrica de extraordinario reconocimiento. Descanse en paz en la Somá, muy cerca de su fábrica de la carretera de San Antonio.
















































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