Pasando
el cruce de carreteras, nada más entrar en el pueblo, en la Carretera de
Mogarraz y a la izquierda está esta famosísima huerta o huerto, muy conocido en
otras épocas.
La
inclinación del mismo es asombrosa de modo que cogíamos una tabla cuatro o
cinco muchachos y nos lanzábamos hacia abajo, hasta el primer caño de agua que
nos paraba y lanzaba fuera. Las competiciones eran muy atrevidas y peligrosas.
El dueño de la finca por allí no aparecía. Algunas veces en la parte de arriba
dejaba un caballo. La parte llana del huerto hacia
La
Senjá era un buen lugar de lectura debajo del nogal y un buen lugar de encuentro de jóvenes
enamorados, de los que nunca se olvidan.
Pero
lo más curioso de la Huerta la Chanca era la parte de abajo del río, su maleza
impedía ver a las parejas habituales de la tarde.
LA
TIERRA REGALABA MONEDAS
Los
atardeceres amorosos debían de ser tan intensos que el que estaba encima no
sabía que de su bolsillo se caían las monedas. Los Patacones eran monedas de 10
céntimos en tiempos de la peseta franquista, la famosa Perra Gorda. De ahí
venía el dicho: “Para ti la perra gorda”.
Pues
bien cuando nos enteramos “que nos encontrábamos dinero en ese sitio” Allí
estábamos los amigos por la mañana. ¿Qué qué hacíamos con el dinero? Nos íbamos
al Comercio de la Pilata o del Señor Honorio y comprábamos unos cohetitos muy
baratos que nos servían de diversión.
Hay
que respetar las costumbres y eso de “correr la pólvora de los árabes”, nos
encantaba. ¡Qué pena que durara poco tiempo ese “maná caído del cielo” que hoy ya no importa darlo a conocer.
La Huerta la Chanca se merece el título de Lugar Turístico con INTERÉS
Local. -COSA DE NIÑOS-
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