CUANDO DIGO
BATUECAS
¡Qué pena da ver
a este fraile carmelita viendo como las llamas del temido fuego le sacan del
ensimismamiento de su vida de oración!
En un momento me
ha recordado las veces que mi padre tenía que bajar de La Alberca a Batuecas a ver a algún fraile enfermo y mientras esperaba el tiempo
de visita cómo se entusiasmaba de este privilegiado lugar. Me llenó de satisfacción
encontrarme en la parte posterior de un recetario este hermoso soneto que
realizó y nunca le vi publicado, simplemente por el encanto del momento. Como
era un apunte sin corregir del todo, he decidido publicarlo tal cual fue en la
receta y luego intentar corregirlo y adaptarlo un poco
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