lunes, 18 de noviembre de 2024

LOS NIÑOS DE LA CALLE


 
















-Este juego era el Roba-terrenos muy practicado en nuestro pueblo, se juagaba con un clavo-

LOS NIÑOS DE LA CALLE

Decimos que no se ven niños en nuestras calles. Y siendo sinceros, lo que no se ven son personas mayores –Se las llevó, en parte, la televisión-

En nuestro pueblo dejaron de sentarse en los poyetes de las puertas de sus casas.

Si no hay personas mayores. ¿Cómo va a haber niños? –También se los está “tragando la escuela” antes de su verdadero tiempo

Los niños que jugábamos en las calles, era porque en nuestras casas no había espacios suficientes para estar “aguantándonos”, allí metidos, siendo profesionales de dar “la lata” como se es en esas edades.

Yo tenía amigos que es sus casas podían estar en buenos cortinales, solanas,…Y sobre todo las cuadras con zambulerios o espacios limpios para poder estar mejor que en la calle.

Nosotros corríamos por la calle, nos subíamos a los poyetes, nos metíamos por las escaleras de las casas, puertas, rincones, - no teníamos “disneis”, ni nos hacía falta-.Pero sí, los chicos “del Tablao”, la sierra del señor Calentino –:Tirso, Pingüi, José, Telesforo,..Eran nuestros maestros que nos descubrieron la electricidad, para que no les cogiéramos la carretilla de serrín.-Tengo que decir que había un tremendo socavón en la carretera antes de llegar al Río de San Antonio, había que bajar por una escalera de tierra a la fuente del Tablado, que estaba abajo del todo.

¡El pueblo de La Alberca nos tiene que agradecer a los niños del Tablado que rellenamos el profundo hueco con serrín de la sierra!- ¡La cantidad de árboles que se serraron…por aquel entonces!

Como muchas personas tenían la costumbre de bajar a sentarse junto a la gran pared del Huerto del señor Güina por allí estábamos los muchachos con la mayor libertad. El peligro estaba cuando el señor Alejo, subido en su caballo llegaba con la Teti -perro especializado en quitarnos los pantalones- Nos teníamos que subir al cerezo del señor Güina –de mejores cerezas que los pasteles de Tamames-

Entre las personas mayores que se sentaban por allí al sol y nos ojeaban continuamente o que estaban en las puertas de sus casas viéndonos, recordamos: el señor Manoli, la señora Ángela, la señora Jesús, la señora Claudia, con Clemente; la Inés, la Maína y  su madre, la Dolores, Socorro, Dorita, Tomasa, la Catri, la Aurelia, … No hacía falta que estuvieran nuestros padres pues esas personas y algunas más que se me olvidan en este momento, cuidaban a todos por igual. Éramos los niños de La calle del Tablado. En La Alberca había muchos más grupos, de calles, de plazas, de rincones.

Y por la noche salíamos cantando por las calles cogidos del hombro, hasta que caíamos en la puerta de casa muertos de sueño.

Un amigo que me acaba de leer me cuenta en” tetrástrofo monorrítmico”.

Jugábamos en la calle/ Entre personas mayores / Nadie decía:¡Que te calles!/ Los gritos eran temores// ¡Qué te pillo! ¡Que te agarro!...

¡”Tapáile”, bien. ¡Hasta veinte! / Que no oiga, vea, ni sienta,…¡Qué cuente más…! Ya no sé / “Pos empezáij ya, otra  ve”….

El Kiko está tras la puerta / La Jovani en una esquina / Y de frío medio muerta / Que se sube a su cocina/ Y que alguien la ha tocao./  El sopapo que le ha dao / Y el empujón a una esquina / Medio tonto le ha dejao.

¡Que se vaya p´a Zarzoso! / Y a él, le veo en Linares / Eso sí mú bien mellao”

-Hasta aquí lo que yo te he dicho y después me han contado-





















































































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