sábado, 18 de enero de 2025

LOS ANUNCIOS DE SIEMPRE, TIEMPO Y HORA


 









LOS ANUNCIOS DE SIEMPRE, TIEMPO Y HORA

El titular parece que es muy poco apropiado para nuestras costumbres y tradiciones. Pues algo tiene que nos toca.

VOLVEMOS EN UN ANUNCIO

Es frase muy corriente de las televisiones actuales. Pero anteriormente sabemos que la frase habitual era: Volvemos en un minuto -guardemos la palabra-

¿Había anuncios en nuestro pueblo en la década de los sesenta a setenta? Pues sí, iban de esquina en esquina; pero sin machacar tanto como se hace hoy. Alejandro Barés, que fue un excelente pregonero, recordamos haberle oído decir, en uno de los toques de su bando:” Ha llegado: “Tejidos el Buen-gusto, al  Solano” y acto seguido: “El que quiera comprar fruta en la tienda de José Antonio Barés”.

En el cine de Don Saturnino no había descanso, sí apagones, a pleno dedo. Si no había descanso, no había anuncios.

Un anuncio muy curioso era el de las bodas. La tarde antes del casorio, Una persona encargada de comunicar el enlace- como si no se supiera; pero bueno…- Iba por las calles “porteando” en la puerta de sus amistades y después de dar unos cuantos buenos porrazos en la puerta de la casa,  manifestaba: “por la mañana temprano a acompañar a los novios”.

 El tamboril tenía su pasacalle especial para estos actos; como los tres o cuatro “cubetes” anunciadores –antes, después, en el acto y hasta días siguientes-

El anuncio  más aterrador era ese del llamado Rosario de la Aurora: “estabas en la cama, eran las siete y pasaba una procesión cantando:”El  demonio a la oreja/ te está diciendo / déjate de rosarios, sigue durmiendo/ Viva María / viva el Rosario/Viva Santo Domingo / que lo ha fundado”. La titiritona que te entraba era…, No tenía don Luciano pastillas para recetarla, ni la señora Feliciana miel de su pueblo para calmarla.

Pero volvamos a la palabra del anuncio, estamos en la calle la Rúa de Salamanca y hoy nos dicen:”¡Me presta un minuto, por favor!” Las disculpas y tengo prisa surgen al momento. Todos vamos con mucha prisa, pese a esa socorrida venta.

No así pasaba en La Alberca: “Mira, Andrés puedes ir  “en ca” el Tio Mingo a buscar “un cuarterón” de tabaco para liar. Andrés contestaba: “en un minuto, en un minuto” Y el buenazo de Andrés se quedó con ese sombre-nombre familiar: “Minuto” Y su servicio era digno de mención..



 







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