RELATOS
PARA JUBILADOS QUE ESPERAN EL TOQUE DE LA CAMPANINA PARA PODER ENTRAR Y SALIR
PRONTO
RECORDANDO
A LOS FIEL-DATOS
Los
fielatos eran puestos de recaudación que
había a la entrada de Salamanca para regular el mercado que llegaba de los
pueblos a los “mercadonás” libres de la
gran ciudad Yo el que más recuerdo era el que estaba instalado junto al puente
de Hierro. Si no eras coche pasabas sin darte cuenta y sin darles cuentas.
En
La Alberca el fiel-dato era móvil y tenía un característico nombre local
Jesús,
que iba, subía, bajaba por los diferentes rincones de coches o camiones
cobrando el corretaje, los productos que llegaban al pueblo de fuera.
Con
Jesús siempre tuve pendiente una cuenta que cuando se fue del pueblo a Pamplona
me lo decía: “Te espero por los San Fermines” y lo sentí mucho no haber podido
ir.
Recuerdo
un suceso que contaban en La Alberca,
aunque no lo pude confirmar del todo. Que una niña les pareció que era Carmen
estaba en la plaza viendo pasar a los golpistas del 36 y el jefe de ellos se
acercó a una niña y brutalmente le
arrancó los pendientes que serían de oro, muy habitual por aquel entonces que
tenían que entregar sus cosas de oro para los golpistas.
Hoy
cercano a ese lugar hay un gran retrato de Unamuno que también tuvo que
escuchar aquella famosa frase de que “muera la inteligencia”.
ANECDOTARIO
Recuerdo
en una ocasión, en época estudiantil que fui a Salamanca con mi amigo “Remundín”
y nos llevaba su padre Hipólito en su Ford, fuertísimo como él solo. Cerca ya
de Salamanca con un frío que se les saltaban las lágrimas a los enormes cabestros de las ganaderías
colindantes. Meneíto al canto y Poli dijo:¡Pinchazo!
Remundín y el que escribe más “helade-delitos” que las enaguas de una recién casada el trece de mayo, veíamos al padre sudando y sudando mientras cambiaba la rueda y nos decía. “ánimo muchachos, no os quedéis “apalominados” y en verdad lo estábamos más que el Padre Cadete escuchando un reggaetón, nos despertamos de nuestro largo y oscuro invierno cuando al llegar a Salamanca, tarde y mal. Le dijo a Poli el encargado del fielato de la salida del puente de hierro. “Me tienen que abrir las maletas” No ve usted. que son estudiantillos y llevan bocadillo par cuatro días alternos. Pues nada se abrieron las maletas, “El pueden pasar”nos alegró que no llegáramos tarde. Mientras escuchábamos a un viejo coplero que con su Lazarillo recitaba a la salida de la calle del Rector Espérabe: espérame no, Esperabé
Una
señora “mú fina” /Por el fielato pasó
De
la Puente salmantina. / Y el machaca contestó:
Abránme bien las maletas /Que aquí el guarda
soy yo.
Lleva
ud, bajo el sombrero /-la madre que lo montó-
Seis
jamones y van tres. /Veinte “guevos” de
a cuatro euros
Y un gigante “zarcichón”
Más
grande que ese reloj /Que hay en la Plaza Mayor.
Compartimos
o no pasan/ Soy amigo del rector
Que
sus hijos hoy se casan. / ¡Compartamos dije yo!
Y
¡saben! que nos pusimos /Más alegres que el Rector
Todo
por un mal pinchazo / Que fue la causa mayor.
MORALEJA
Nunca
echéis una desgracia / Por ser la culpa mayor
Que
a veces la más pequeña / Que también se llama Engracia
Baila en diferente son.
La
Alberca ya no es La Alberca / Es un segundo Guasinton
Tiene
I.A y nadie fía / nuditos por salchichón
-LO
SIENTO A MI NO ME GUSTA LEER-
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