VIDA Y COSTUMBRES: LA HORA DE LAS ANIMAS
Al atardecer. Cuando en nuestro singular pueblecito de La Alberca se dejan las faenas del campo y la vida laboral torna ya a las siempre afanosas tareas en el caserío. Llega el momento en que se escucha en sus calles el fervoroso toque de la campanilla de la Mujer de las Animas. Es el momento de la llamada a los vecinos a la oración, al recogimiento, y recuerdo de los seres queridos que se fueron..
La Mujer de las Animas va dando por todo el pueblo unos toques lentos y armoniosos que quedan salpicados alrededor de todas las calles y callejuelas de su entorno. Se detiene en los salientes de cada bocacalle, da tres toques con su campanilla y a modo de recordatorio recita su salmodia: “Fieles cristianos, acordémonos de las Benditas Animas del Purgatorio. Con un Padre Nuestro y un Ave María por el Amor de Dios”
Después...Tres toques más de la campanilla (que se entremezclan con el ladrido de un perro, el crujiente chirrido de las maderas y herrajes de un viejo portal o con un profundo y apenado ¡ay,Señor!) “Otro Padre Nuestro y otro Ave María por los que estén en pecado mortal. Para que su Divina Majestad los saque de tan miserable estado”
La Mujer de las Animas continua haciendo su recorrido, seguida en algunas ocasiones por un grupo de devotas. Se alejan a paso lento. Mientras que en el ambiente queda el rumor del rezo entre el balido de una cabra o de una oveja, el torpe caminar de una caballería que arranca chispas del empedrado y el eco que deja el misterioso murmullo por las entradas y salidas del sinuoso caserío.
Cuentan los viejos, esos viejos tan viejos del lugar; que un día, uno de esos días en que la nieve castiga con fuerza al pueblo y en aquellos tiempos en que al Osario no le faltaba luz y se atizaba también el farol del Hospital la Mujer de las Animas no pudo salir a hacer su habitual recorrido y que, sin embargo, la campana se oyó correr locamente por todas sus bocacalles.
Misterio y devoción de unas costumbres que el pueblo viene conservando y guarda como muestras inigualables de su peculiar modo de vida y tradición.
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