LA SILLITA DE LOS CUENTOS OLVIDADOS
¿En qué casa no hay una sillita de anea? Mejor dicho, había. En el traslado de las cosas del pueblo a la ciudad hubo que hacer una selección porque, en verdad, todo no cabía. Y como la sillita estaba ya vieja y un poco destartalada la vecina de toda la vida dijo que su marido se encargaría, cuando llegara el invierno de hacerla astillitas para la lumbre de suelo.
Pero no dio lugar a ello, la sillita pasó a otra familia y después a otra, porque la anterior no logró tener hijos. Pasando de casa en casa por el pueblo y haciendo sus correspondientes menesteres y avíos que es de servir de descanso a las madres jóvenes e inspirar en cualquier momento a sacar un cuento de la nada.
Los niños están hartos de escuchar los clásicos y tradicionales cuentos.
Y exigen inventivas nuevas. El problema es que una vez contados, quedan en el aire y terminan perdiéndose para siempre.
Uno de los últimos propietarios de la sillita ha ideado un micrófono debajo de su siento y así ha recogido curiosos cuentos que los padres han ido contando a sus hijos, como:
LA TAJUELA QUE QUERÍA TENER ABUELA (Un sencillo relato que trata sobre las costumbres familiares de tener cada uno su asiento, silla, tajo, taburete, tajuela. Y cómo una antigua tajuela tenía la propiedad de una madre joven y la abuela había sido destinada al sillón de mimbre, áspero, soso y poco agraciado y que no sabía un solo cuento que no fuera los de siempre. El día que la abuela pudo por fin sentarse en la antigua tajuela, llovían cuentos inventados a cántaros. Y los niños de la casa estaban encantadísimos.) Más no podemos contar.
EL TAJO QUE OLÍA A AJO (Y que nadie quería sentarse en él. El hijo de la familia dijo que lo lavaría y ducharía las veces que hiera falta hasta que le desapareciera ese olor que se había contagiado en una matanza. El padre aconsejó al hijo: tendrás que quitarle las patas, lavarlo bien con agua y jabón, dejarlo secar. Y una vez bien seco meter las patas a un solo golpe. ¡No vayas a meter la pata! Y en efecto por no hacer caso a los consejos del experto y querer meter las patas cuando aún estaba húmedo, se rajó la madera. Es decir, de ahí viene el refrán. Metió la pata, por no hacer caso y se cargó al tajo. Moraleja: Más vale tajo que huele a ajo, que tajo que el que ataja, por querer correr, deja una raja.)
LA ROMANA QUE DE TODO PASABA UN KILO (Era una romana tan bien, tan bien desgastada en una de sus señales que en vez de pasar un kilo, como vulgarmente se dice, pasaba siempre unos gramos a favor de su dueño-¡cómo es lógico. Hasta que un día fue pillada por un desprendimiento de pesas y medidas y hoy está en el sobrado de una vivienda condenada a ser un instrumento inútil y pueda ser vendida al peso por su principal componente ya que para otra cosa no sirve)
LA MÁQUINA DE MATAR ARRUGAS (Había que dejar el faldón chorreando así a secar o pasar y pasar después una vez seco las manos montones de veces para quitarles las arrugas. Pero ¿qué poder tenían algunas manos? El poder era el calorcillo que desprendían. Hasta que el espabilado de turno lo pensó y puso una barra de hierro plana a calentar, después la pasaba lentamente y notaba como iban desapareciendo las molestas y antiestéticas arruguitas. Era el siglo XVII y se había inventado la palabra plancha. A alguien se le había ocurrido meter brasas en una caja y otros de calentar una especie de artilugio plano y macizo. Enseguida unas señoras vestidas de blanco se encargaron de hacer este oficio con gran destreza. Los faldones salían lisos y relucientes. Había desaparecido para siempre la arruga. Hasta el siglo XX que alguien añorándolas inventó la famosa fracesita de.” La arruga es bella”. Pero la máquina ya había sido inventada y más aún La Vaporeta es su principal reina de nuestros días.En nuestro pueblo las sallitas de colores y paños a la cabeza de las jovencitas empezaban a desaparecer (¡con lo bien requeteplanchadas que iban!) las medias de cristal traían una modernidad que no chocaba con la vista sino con la intransigente tradición de aalgunos que no querían evolucionar.)
OTROS CUENTOS....
QUÉDENSE PARA OTROS MOMENTOS.
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