DESPEDIDAS DEL AÑO
-EL PORTILLO-
SI PUEDE SER PURO PLACER ESTAR ALLÍ AL MEDIODIÍA.
GANA EN RECOGIDA, EL ATARDECER DE LOS
LOS APIÑADOS TEJADOS DE LA ALBERCA.
El frío es intenso, te corta la cara, aviva el cuerpo
y el pensamiento. Subimos hacia el
Portillo radiantes. Pisando el tosco
arcén de una carretera humedecida a trozos, con algún que otro charco que
salpica el zapato del acompañante. La sonrisa evita el perdona.
El horizonte es de un azul intenso. La
Peña de Francia acapara la vista, juguetea con el sol. ¡Mira, Aquel escondite
de suave hondonada!... es el Paso de los Lobos. No lo dudo, ni discuto, ni lo
aplaudo. Con su sólo nombre ya es suficiente
Dos vueltas de carretera y ya estamos en
la explanada. Una profunda larga, ondulada y
misteriosa lejanía de montañas
nos embebe. Ya podemos decir esa famosa frase de “ESTAMOS EN LAS BATUECAS”.
A
la derecha, una fuerte pendiente que sube
nos invita a asomarnos; una docena de metros más,… de momento no,
gracias.
A la izquierda, otra pendiente que se
asoma entre pequeños pinares nos anima a investigar ambos lados de la misma.
El airecillo es de suave frío, te corta
a intervalos la cara; pierde fuerza el
sol.
Bajamos. ¡Vamos a asomarnos a esa vuelta de la carretera…! Escobas, pinos
jovencitos,… Un poquito más, y… ¡vale!. Aparece y desaparece la carretera.
¡Coge unos pequeños pedruscos de
cuarzo! Cuando bajemos los
chocaremos y haremos chispas en la oscuridad, será emocionante.
La bajada hacia La Alberca es confortable y poco a poco
comienza a oscurecer, nos acompaña la inmensa mole blanca de la Sierra de
Bejar. En la llanura salpicados en el paisaje los pequeños pueblecitos entre
destellos de luces de automóviles que aparecen y desparecen entre la espesa
arboleda y sinuosas carreteras. El cielo azul pierde, va ganando en intensidad
el ceniza del atardecer.
Mientras nos acercamos, los tejados de las casas de La Alberca rezuman el humo
azulado del atardecer. Nos restregamos las manos con agradable afán que
ahuyenta el frío, las soplamos después con
brío y escucha…¿Las cabras que llegan…? Vamos, niño, tú estás soñando.
¡Y qué mejor que despedir el año brindando
con una copita de aguardiente en el centro, en el mismísimo centro de la plaza de uno de los pueblos más típicos e
interesantes de España! Recitando a coro y al unísono este antiquísimo brindis serrano:
¡Brindo! pericopa, copindo.
¡Brindo! Pericopindo copa
Quien no diga
Pericopa,copindo /Pericopindo copa
Pericopa,copindo /Pericopindo copa
Que no pruebe ni gota.
¡AH!, LAS PIEDRECITAS DE CUARZO,
¡¡¡MIRA, MIRA, CÓMO ECHAN CHISPAS!!!...
Y….RAYOS Y CENTELLAS- que el soñar cuesta barato-
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