sábado, 30 de diciembre de 2017

DESPEDIDAS DEL AÑO -EL PORTILLO-
























DESPEDIDAS DEL AÑO
        -EL PORTILLO-
SI  PUEDE SER PURO PLACER  ESTAR ALLÍ AL MEDIODIÍA.
GANA EN RECOGIDA, EL ATARDECER DE  LOS
LOS APIÑADOS TEJADOS DE LA ALBERCA.

El frío  es intenso, te corta la cara, aviva el cuerpo y el pensamiento. Subimos  hacia el Portillo radiantes. Pisando el  tosco arcén de una carretera humedecida a trozos, con algún que otro charco que salpica el zapato del acompañante. La sonrisa evita el perdona.
El horizonte es de un azul intenso. La Peña de Francia acapara la vista, juguetea con el sol. ¡Mira, Aquel escondite de suave hondonada!... es el Paso de los Lobos. No lo dudo, ni discuto, ni lo aplaudo. Con su sólo nombre ya es suficiente
Dos vueltas de carretera y ya estamos en la explanada. Una profunda larga, ondulada y  misteriosa lejanía  de montañas nos embebe. Ya podemos decir esa famosa frase de “ESTAMOS EN LAS BATUECAS”.
 A la derecha, una fuerte pendiente que sube  nos invita a asomarnos; una docena de metros más,… de momento no, gracias.
A la izquierda, otra pendiente que se asoma entre pequeños pinares nos anima a investigar ambos lados de la misma.
El airecillo es de suave frío, te corta a intervalos  la cara; pierde fuerza el sol.
Bajamos. ¡Vamos a asomarnos  a esa vuelta de la carretera…! Escobas, pinos jovencitos,… Un poquito más, y… ¡vale!. Aparece y desaparece la carretera.
¡Coge unos pequeños pedruscos  de  cuarzo!  Cuando bajemos los chocaremos y haremos chispas en la oscuridad, será emocionante.
La bajada  hacia La Alberca es confortable y poco a poco comienza a oscurecer, nos acompaña la inmensa mole blanca de la Sierra de Bejar. En la llanura salpicados en el paisaje los pequeños pueblecitos entre destellos de luces de automóviles que aparecen y desparecen entre la espesa arboleda y sinuosas carreteras. El cielo azul pierde, va ganando en intensidad el ceniza del atardecer.
Mientras nos acercamos, los tejados  de las casas de La Alberca rezuman el humo azulado del atardecer. Nos restregamos las manos con agradable afán que ahuyenta el frío, las soplamos después  con brío y escucha…¿Las cabras que llegan…? Vamos, niño, tú estás soñando.
¡Y qué mejor que despedir el año brindando con una copita de aguardiente en el centro, en el mismísimo centro de la plaza  de uno de los pueblos más típicos e interesantes de España! Recitando a coro  y al unísono este antiquísimo brindis serrano:
¡Brindo! pericopa, copindo.
¡Brindo! Pericopindo copa
Quien no diga                                                                                                  
Pericopa,copindo  /Pericopindo copa
Que no pruebe ni gota.
¡AH!, LAS PIEDRECITAS DE CUARZO,
¡¡¡MIRA, MIRA, CÓMO ECHAN CHISPAS!!!...
  Y….RAYOS Y CENTELLAS- que el soñar cuesta barato-
































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