sábado, 3 de marzo de 2018

LOS ALEROS DE LAS CALLES DE LA ALBERCA















































LOS ALEROS DE LAS CALLES DE LA ALBERCA
-“Las fachadas suben escalonadas y los balcones y aleros se asoman a la calle, hasta casi tocarse”-
            ¡Mira ves..!, ¡Tocan el cielo!
Decían los niños albercanos de los años cincuenta  del siglo pasado, viendo los aleros de los tejados de las estrechas calles de su pueblo!  ¡Tocan el cielo! ¡Qué bonita expresión viendo las calamidades que sufrían a causa de las cercanas consecuencias de una guerra absurda que lo único que había traído era, hambre, miseria y emigración.
¡Tocan el cielo!
Y en verdad, que vistos desde abajo, desde la mismísima altura de un niño, tocaban el cielo y apenas dejaban pasar el sol.
Hoy los modernos materiales de construcción, han abierto espacios, modernizando estancias y se ve más amplio el cielo para disgusto de artistas y pintores. Aunque en algunas calles se ven todavía tejados casi tan  hermanados que sus aleros  aún dejan pasar muy poca luz en determinados momentos.
No obstante la cercanía de una parte a otra de la calle acerca tanto a algunas ventaninas que  las noticias y conversaciones corren de un lado a otro sin necesidad ya de alguacil o pregonero que las difunda.
Los aleros para los días de lluvia favorecen el transitar por las calles y sólo es preciso ir salvando canalones como una especie de juego en Zigzag y de portalito en portalito. Y en tiempos de calor la mayoría de ellos cubren la mitad de los poyetes de la calle, bien para sentarse o auparse mejor a las caballerías.
Saliéndonos por adivinanzas, el siguiente acróstico nos descubre esta palabra tan característica de nuestro pueblo. La primera letra de cada verso  de la izquierda unida a las de abajo nos  descubren el vocablo anteriormente tratado:
Alas son de los tejados.
Leales a sus fachadas.
Estrategias de adosados.
Recubren, no haya caladas
O se dañen balaustradas.
Son escudo de “sobrados”.

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