LOS SONIDOS DE LA SEMANA SANTA ALBERCANA
PASOS EN EL EMPEDRADO --LAS MATRACAS --Y
EL RUMOR EN EL SILENCIO DE LAS PISADAS
En la década de los años de 1950, la
Semana Santa era para vivirla con tu familia y en los lugares de origen. El
fenómeno llamado turismo no se conocía como lo realizamos en nuestros días. La
Semana Santa se vivía tal y como era en
cada lugar:”¡Niño, sabes que no se puede cantar, en estos días!”. Y lo asumías, en una época en que no se cantaba
mucho por las calles y plazuelas.
Pero
estos días eran de silencio, de recogimiento; las campanas enmudecían y en lo
alto de la torre se colocaba una artesanal y singular carraca – o matraca- con
la que se llamaba a los fieles a los actos religiosos. Su sonido era de latón,
puro, no asustaba a la cigüeña, pues en aquellos años no acudían a nuestro
pueblo, por las posibles causas que en otro lugar hemos comentado.
La carraca era tan familiar que había
que decir a la gente en el Solano: “¡Habla
bajo, que si no, no escuchamos a la
matraca! Y esto en el Solano”
Sólo estaba permitido, en especial a los
niños, el hacer ruido con otra especie de matraca hecha con cuatro tablitas de
maderas y una rueda por la que se deslizaba una de sus tablitas. Una auténtica
obra artesanal.
¿Quién no recuerda aquellas matracas que
hacía Goyo Mañanitas, excelente carpintero, para sus hijos? Con ellas, sí que
se representaba bien “la hora de los tormentos, la muerte de Jesús. Y el sonido
se extendía por todas las calles y plazuelas: Es la muerte del Señor, se decía.
Yo no sé si en la actualidad se seguirán haciendo o si alguien las comercializa,
pero sin duda alguna representaban los
sonidos de nuestra singular y típica Semana Santa. Las matracas.
Las callejas van, vuelven, se
entrecruzan, se acercan y dispersan de
su gran templo casi catedralíceo. Y sólo un zumbido se extiende de su gran
colmenar de fervor…Son las pisadas sobre el empedrado, conmovedoras, con unos
cánticos pausados, de honda tristeza,
que sin duda alguna el Señor perdonará.
¿En qué año o en qué época estamos
viviendo? El rumor de las pisadas sobre el duro empedrado de granito se
extienden de un lugar a otro, merece la pena grabar estos sonidos. Con ese ¡Ay
Dios mío! Tan espotáneo. Que sale del fondo de un portalito.
Porque si cualquier época del año es
buena para visitar La Alberca es en estos días de Pasión cuando mejor se pueden
conocer sus singulares adentros. Y en tus grabaciones te vas a llevar unos
sonidos sorpresas que seguro no pensabas realizar.-Aldabas de viejos
portalones, fuentes cantarinas, pajarillos que anuncian la cercana primavera,
entre oraciones de ánimas benditas, toques de esquilas, y sonidos festivos de
flauta y tamboril de próximas
celebraciones y acontecimientos.
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