miércoles, 29 de enero de 2020

CARLOS SAURA Y NIÑOS EN PROCESIÓN




























                 CARLOS SAURA Y Niños en Procesión
                         PIE DE FOTO:
            -“Una foto sin palabras, es a nuestro modo de entender, como un carro sin bueyes ni carretero, le falta el “anima” que lo mueva. Esperemos que nuestros comentarios, le den algo más de vida y la sitúen en el tiempo. Y si decimos algo entretenido o que sirva de provecho, hemos cumplido con nuestra intención”-

Carlos  Saura  que es un gran cineasta, fotógrafo y escritor, visita La Alberca en 1954, sin duda alguna influenciado por Buñuel, Las Hurdes, y otros reconocidos escritores e intelectuales de su época, Marañón, Unamuno, Ortega y Gasset, García Lorca, Legendre, Sorolla y otras muchas más personalidades  de la cultura de su tiempo.
No viene a ver el llamado “pueblo bonito”, como se dice  hoy día”. Sino a conocer un  destacado lugar de “la España profunda”, medieval. Antesala de la llamada “Tierra de Jambri” pero…¡Qué antesala! Y ¡qué cambio! De lo que podrán ver después, los que entraban a las Hurdes por esta parte de Salamanca. Si La Peña de Francia, Batuecas y La Alberca ya de por sus propias características  formaban un magnífico  triángulo histórico-espiritual, pasar Batuecas era adentrarse en un nuevo mundo de vida y leyendas.  La visita de Alfonso XIII ya lo había confirmado, lo mismo que Buñuel con su famosa película Tierra sin Pan.























Carlos Saura, hace magníficas fotos en La Alberca,vamos a detenernos en esta procesión de niños y la de un joven albercano delante del Osario que hace esquina a su  iglesia parroquial.
 Una foto sin que se muestren sus características y sobre todo vivencias de quien las contempla es como ver un cuerpo sin alma
.
LA Procesión del Niño Jesús, ese era su verdadero nombre, se hacía algunos domingos después de Misa Mayor, previa a la catequesis. El pasito, pese a ser pequeño pesaba lo suyo, lo pudimos comprobar alguna vez. Aunque el llevarlo era más un privilegio de los estudiantes seminaristas, quizás porque andaban por la iglesia como Pedro por su casa. Y ya lo dice la foto los Pedros, -Pinturas, Conejo, y otros Pedros, Sánchez, Juanito, Bienvenido, Aurelio, Pablo, Jose Antonio, Cosme,...
 Salíamos de la Iglesia por la puerta principal hacia la derecha y en dos filas bien formadas, primeros niños, después niñas. En silencio o cantando. Recuerdo la canción “cantemos al amor de los amores” y el “Avé, avé, María”, con su airecillo y musiquilla tan local.
Después la catequesis, nos dividían por grupos. Las historias bíblicas de la Tía Triz, Beatriz Mancebo nos entusiasmaban-de Job. Abrahán, Moisés,.._
Las vivíamos a través de sus gafillas en la punta de la nariz.
Y luego venía el momento mejor, “el del sello”. En la parte de arriba de la mano nos ponían un sello de tinta de asistencia para poder ir al cine. “Non problema” pues el agua de la fuente estaba muy fría, era preferible tener un poquito de roña –que se quitaba al noveno día con estropajo- que una parálisis de la fuente del Tablado.
No se olvide lo del “predio” del Solano que marcaba el terreno eclesiástico y fuera de él no se salía en la infantil procesión.
La otra foto es la de la partida de cartas a la salida de Misa, en la puerta de la taberna del Pelujo, se ve a lo alto en la izquierda el gancho donde se colgaban las carnes; el joven con su chaqueta y gorra y los que miraban  el juego de la partida.
La última foto, junto al osario, es característica de un joven que va para mayor. Gorra –posiblemente no “capada”, por lo nueva; Chaquetilla, pantalón bombacho y botas-albarcas. Si no recuerdo mal se parece a Pablo -¿- Tacha y el hijo de la señora Joaqui. Guapetón, serrano  y de aspecto sano y jovial.


















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