FIESTAS A SAN ANTÓN.
Nos alegra que esta fiesta de San Antón, patrón de los animales, haya vuelto a recobrar la popularidad que siempre tuvo en nuestro pueblo.
El 17 de enero (o fechas próximas) se lleva a bendecir a los animales a las puertas del Templo Parroquial, dando varias vueltas alrededor de la Iglesia. Se sortea el “gurrino” de San Antón, un cerdito que ha sido bendecido el día de San Antonio de Padua (13 de junio) y que ha sido criado y cuidado durante esos seis meses por las gentes del pueblo; deambulando libremente por todas sus calles y plazas y pasando la noche en la cuadra que más cerca le surgía en ese momento.
El cerdito lleva una esquila en el pescuezo e infunde respeto a su paso. Los albercanos le agasajan con castañas o desperdicios de sus comidas para ir engordándolo y ofrecer un buen aspecto el día de su sorteo. Tal es así que vive como un privilegiado animal, ya lo dice su canción: “San Gurrino bendito/ tiene un Antonio/ que le barre la casa/ y cuida el patrimonio” (su versión verdadera continúa más abajo; con arreglos y modificaciones de Peromingo).
Por la década de los setenta San Antón pasó un mal momento porque no había en el pueblo tantos animales como en años anteriores. Y la costumbre de engordar libremente al cerdito empezó a decaer. La culpa la tuvo otro santo que empezaba a conquistar todo lo encontraba a su paso, San Cristóbal y los conductores preferían más lucir sus furgonetas, tractorcillos, “decauves”,…
Los cerdos también pasaron un mal momento con la peste porcina africana, pero de nuevo hemos visto ha vuelto a resurgir su cría y cuidado y aunque las matanzas ya no se hacen por las calles y ha perdido el ritual de antaño, existen varias fábricas y excelentes empresas que saben bien comercializar sus productos ( como Fermín en EE.UU) . Y el pueblo está adquiriendo la fama de ser uno de los mejores lugares de España en todo lo que se refiere a la crianza, cura y comercialización de los productos del cerdo.
(Continuación copla)
San Antonio bendito/ tiene un “gurrino”/ que le barre la casa/ y le va por vino/.
Y este de La alberca/ es algo especial/ te mira y se acerca// se muestra cordial//.
Su casa es el pueblo/ todo en general/ del Tablao a la Puente/ sube al Barrionuevo/ va hacia El Pedregal,…/
Saluda a la gente/ va de aquí “pa´allá”//. ¡A la casa de Vicente!/ ¡A la huerta El Chagal!/ ¡Al comercio de la Rita!/¡A la cantina El Pardal!/¡ O a tomar agua bendita!/ ¡Allá, a la Fuente Canal!
Ahora un trotecito/ después siestecita/ a gruñir un ratito/ ¡a bañarse a la pocita!.
El turista que le ve/ tocando su campanilla/ de pronto no se lo cree/ le hacen fotos y¡ hay quien chilla!/
Cuando llega Enero/ se vuelve jovial:/ “que me rifen- dice- quiero/ es lo más ideal / Y que saquen dinero/ que es mi santoral//.
¡Adiós gordito “gurrino”/ -de Antonio y de San Antón./ ya conoces tu destino/ el santo de San Jamón.
El 17 de enero (o fechas próximas) se lleva a bendecir a los animales a las puertas del Templo Parroquial, dando varias vueltas alrededor de la Iglesia. Se sortea el “gurrino” de San Antón, un cerdito que ha sido bendecido el día de San Antonio de Padua (13 de junio) y que ha sido criado y cuidado durante esos seis meses por las gentes del pueblo; deambulando libremente por todas sus calles y plazas y pasando la noche en la cuadra que más cerca le surgía en ese momento.
El cerdito lleva una esquila en el pescuezo e infunde respeto a su paso. Los albercanos le agasajan con castañas o desperdicios de sus comidas para ir engordándolo y ofrecer un buen aspecto el día de su sorteo. Tal es así que vive como un privilegiado animal, ya lo dice su canción: “San Gurrino bendito/ tiene un Antonio/ que le barre la casa/ y cuida el patrimonio” (su versión verdadera continúa más abajo; con arreglos y modificaciones de Peromingo).
Por la década de los setenta San Antón pasó un mal momento porque no había en el pueblo tantos animales como en años anteriores. Y la costumbre de engordar libremente al cerdito empezó a decaer. La culpa la tuvo otro santo que empezaba a conquistar todo lo encontraba a su paso, San Cristóbal y los conductores preferían más lucir sus furgonetas, tractorcillos, “decauves”,…
Los cerdos también pasaron un mal momento con la peste porcina africana, pero de nuevo hemos visto ha vuelto a resurgir su cría y cuidado y aunque las matanzas ya no se hacen por las calles y ha perdido el ritual de antaño, existen varias fábricas y excelentes empresas que saben bien comercializar sus productos ( como Fermín en EE.UU) . Y el pueblo está adquiriendo la fama de ser uno de los mejores lugares de España en todo lo que se refiere a la crianza, cura y comercialización de los productos del cerdo.
(Continuación copla)
San Antonio bendito/ tiene un “gurrino”/ que le barre la casa/ y le va por vino/.
Y este de La alberca/ es algo especial/ te mira y se acerca// se muestra cordial//.
Su casa es el pueblo/ todo en general/ del Tablao a la Puente/ sube al Barrionuevo/ va hacia El Pedregal,…/
Saluda a la gente/ va de aquí “pa´allá”//. ¡A la casa de Vicente!/ ¡A la huerta El Chagal!/ ¡Al comercio de la Rita!/¡A la cantina El Pardal!/¡ O a tomar agua bendita!/ ¡Allá, a la Fuente Canal!
Ahora un trotecito/ después siestecita/ a gruñir un ratito/ ¡a bañarse a la pocita!.
El turista que le ve/ tocando su campanilla/ de pronto no se lo cree/ le hacen fotos y¡ hay quien chilla!/
Cuando llega Enero/ se vuelve jovial:/ “que me rifen- dice- quiero/ es lo más ideal / Y que saquen dinero/ que es mi santoral//.
¡Adiós gordito “gurrino”/ -de Antonio y de San Antón./ ya conoces tu destino/ el santo de San Jamón.
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