Entre los cargos de otros tiempos que ya han desaparecido- cuenta P. Hoyos- merece mención especial este de los llamados Coscorroneros (coscorrón y cuenta nueva, diríamos hoy).
Eran dos jóvenes que casados en el año, tenían como misión repartir las velas a las autoridades y público en general para las procesiones y ciertos actos religiosos.
El Jueves Santo se tapan las pilas de agua bendita y cada uno de ellos se encarga de la suya, evitando que la gente tome en ese día agua bendita.
Llevaban un palo con una cuerda atada a una vejiga inflada con el fin de dar el correspondiente recado a quienes se les olvidaba que no se podía en tal día tomar agua bendita.
Seguro que se pondrían detrás de las columnas de la iglesia disimulando su presencia hasta que ¡zas! a la persona despistada…
Eran también los encargados de repartir las velas de cera en entierros y Semana Santa.
ANTIGUALLAS
Buscando en la noche de los tiempos hemos encontrado estas coplas y decires que son antiguallas que muestran el buen oficio de estos honorables cargos del lugar nuestro de otros tiempos.
Si tomas agua bendita
En día de Jueves Santo
¡Vamos! Que más no lo aguanto
El Coscorrón te la quita.
El vejigazo te alerta
Mano que entra en la pila
No es que ande muy despierta
¡Toma ya! Y te despabila
Proveedores de la cera
Fueron en Semana Santa
En entierros o doquiera
Precisara sacrosanta.
Hoy ya no hay Corrosconeros
Ni sacrosantas costumbres
Con vejigazos tan fieros.
Si tuvieras pesadumbres
Porque metiste la pata
-Quise decirte los dedos-
¡Usted perdone! ¡Qué lata!
Fue por devota costumbre
Varias salves y unos credos.
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